Tiene gracia que el 25 de mayo de 2017, cuando se cumple el 175 aniversario de la muerte de José de Espronceda, el poeta romántico que compuso la célebre Canción del pirata, se estrene la quinta pieza de la franquicia Piratas del Caribe: la venganza de Salazar. “Salazar”, por cierto, es Javier Bardem.
Pocas películas gustaron tanto a una generación como Piratas del Caribe: en La maldición de la Perla Negra (2003), vimos la genial combinación de Johnny Depp (capitán Sparrow), con Geofrey Rush (“capitán Barbosa”), secundados por Keira Knightley (“Elizabeth Swan”) y Orlando Bloom (“Will Turner”). La cinta, dirigida por Gore Verbinsky no tenía un minuto superfluo y el guión era un verdadero cuento para mayores. El éxito se mantuvo en El cofre del hombre muerto (2006); la sorpresa fue menor porque ya todos conocíamos los gestos del “capitán Sparrow”, pero la presencia del Kraken, del padre de “Will Turner” y del Holandés Herrante con su “capitán Jones” (Bill Nighy) eran suficientemente gratificantes para compensar el que fuera segunda parte de una película brillante. Cuando llegó En el fin del mundo (2006), reconocimos que estaba bien aquello de la isla de los piratas, pero que faltaba algo de intensidad a la trama y los efectos especiales no podían compensar el hecho de que los precedentes eran demasiado buenos como para mantener el mismo nivel. Y llegó la cuarta entrega cinco años después En mareas misteriosas (2011), con el valor añadido de que actuaba Penélope Cruz en el papel de “Angélica Teach”, hija de un pirata temerario y cruel, digno rival del “capitán Sparrow” en su búsqueda de la eterna juventud. Un verdadero desastre la película no se sostenía por ningún sitio y resultó ampliamente decepcionante hasta el punto de que podía pensarse que la saga había terminado con ella y de mala manera.
Así que cuando se anunció La venganza de Salazar, temimos que fuera una de esas películas alimentarias cuyo único activo era la referencia a una saga con un inicio brillante, una segunda parte aceptable, la tercera discreta y la cuarta catastrófica. Además, la curva de pérdida de interés había franqueado el límite de lo alarmante en la cuarta entrega, así que la quinta corría el riesgo de ser, simplemente, infumable. Y, sin embargo, ha resultado todo lo contrario. La serie ha resucitado, sino hasta el nivel de calidad de la primera entrega, sí al menos al paso con la segunda. Lo que no es poco.
¿Qué se nos narra? La persecución que la despiadada tripulación del “capitán Salazar” (Javier Bardem) compuesta por marineros fantasmas, inician la persecución del “capitán Sparrow”, el cual solamente puede sobrevivir si encuentra el “Tridente de Poseidón” ayudado por los nuevos amigos de circunstancias que aparecen en esta entrega. Repiten Deep y Bush. Se estrenan en la saga Barbem, Kaya Scodelario y Brenton Thwaites. Vuelven Bloom y la Knightley. Y, oh sorpresa, el modelado en 3D nos permite ver a un Jonny Deep, con treinta años menos… Un enigma: en la película aparece Paul McCartney ¿será usted capaz de situarlo? Bardem hace de fantasma confirmando su especialización en papeles de “maldito”; su interpretación está bien aprovechada y el personaje que encarna se hace, sino creíble, si necesario para la trama e incluso guapetón en algunos momentos, algo increíble que lo diga yo.
El conjunto es agradable: todos sabemos que sin la edición digital y los efectos especiales esta película jamás hubiera sido posible; todos sabemos que vamos a asistir a una efusión de fantasía visual. Gráficamente, la película es un festival visual con un ritmo narrativo que no decae a lo largo de las más de dos horas de metraje. No es una película para tomársela en serio: es una fantasía y si se pierde ese elemento central, no pierde la perspectiva desde la que conviene verla. Es, eso sí, una fantasía bien construía y satisfactoria.
Da la sensación de que los directores han querido viajar al origen de la saga y han hecho todo lo posible por remitirse a ella, empezando por la espectacular música, la estética y la simplicidad efectista de la narración. Hay películas que merecen ser calificadas de “familiares”: las pueden ver miembros de la familia de todas las edades y seguramente, todos ellos, les gustará lo que ven, aunque sea por razones bien diferentes. Es el rasgo que desde el principio supieron imprimir los estudios Disney (aunque no siempre esté presente en sus producciones). Uno de los temas de esta película además, es la búsqueda del padre (Turner) por parte de su hijo Henry y salvarlo de su maldición.
¿Es La venganza de Salazar el principio de un reverdecimiento de la saga? Parece complicado. El hecho de que el resultado final de la quinta entrega haya sido bueno, no quiere decir que pueda irse mucho más allá de donde ha llegado: podemos decir que con esta entrega se ha llegado a un límite, más allá del cual costará encontrar una temática que sea aceptable para el público.
¿Es La venganza de Salazar el principio de un reverdecimiento de la saga? Parece complicado. El hecho de que el resultado final de la quinta entrega haya sido bueno, no quiere decir que pueda irse mucho más allá de donde ha llegado: podemos decir que con esta entrega se ha llegado a un límite, más allá del cual costará encontrar una temática que sea aceptable para el público.
En su conjunto, la saga Piratas del Caribe registra una sobredosis de fantasía, que imposibilita ir mucho más allá, salvo que se quiera caer en lo paródico o que una nueva generación de efectos especiales permita nuevos alardes hoy todavía impensables (de hecho, en esta, hemos visto como el tiburón zombi y el barco fantasma constituían efectos inéditos hasta ahora, pero… ¿es posible crear más y más efectos sin que el argumento desmerezca y sin que los personajes se desgasten? Por nuestra parte, ésta quinta entrega ha constituido un digno final que ha resituado a la saga en niveles aceptables superiores a la tercera y a la cuarta entrega y casi mejor dejarla con este buen recuerdo.
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