jueves, 1 de diciembre de 2016

Superagente 86, la réplica desmadrada de 007


Entre 1962 y 1965 se proyectaron las cuatro primeras películas protagonizadas por James Bond, el agente 007, interpretadas por Sean Connery. Después de la sorpresa inicial (Dr. No [1962]) la serie se fue consolidando con las tres siguientes entregas y al llegar a 1965 ya eran muchos los productores que intentaban aprovecharse de la fama adquirida por el personaje de Ian Flemming. Pero, entre todos los productos que intentaban reproducir las habilidades e James Bond, solamente a Mel Brooks se le ocurrió crear un anti-Bond en clave cómica. De ahí salió Get Smart, emitido en España como Superagente 86.

EN LA SENDA DE JAMES BOND

Lo que caracteriza a Bond es el estar inmerso en un mundo glamuroso en el que él detenta la excelencia. No solamente es pulcro en el vestir, sino que no se altera ni un pelo en los habituales combates que sostiene contra los agentes de Spectra o de Smerch, ni siquiera en los revolcones todavía más frecuentes con las protagonistas femeninas. De tanto en tanto suelta alguna ironía, más por su origen británico que por exigencias del guión. Es tremendamente serio y responsable. Y está rodeado de agentes a los que no se les permite error alguno. A partir de este arquetipo era posible ir más allá o situarse en un nivel inferior, muy inferior o ínfimo en relación a Bond. Y en la segunda mitad de los sesenta aparecieron productos para todos los gustos. 



Harry Palmer, por ejemplo, la mejor derivación del género, protagonizada por Michael Caine, se situaba en un nivel inferior en glamour a James Bond y, por ello, era el arquetipo del agente secreto realmente existente. Hacía lo que podía, simplemente y su trabajo no le apasionaba. Sus tres películas son antológicas: The Ipcress File (1965), Funeral in Berlín (1966) y Billion Dollar Brain (1967). Pueden verse en la actualidad y disfrutarse. 

En cambio, por encima de Bond, más allá de la excelencia, en el puro refinamiento y la sofisticación más depurada, podemos situar la serie Los Vengadores (1961-1969). Hasta su segunda temporada, la serie no adquirió su forma definitiva (que coincide con el “primer Bond”). La serie alcanzó su clímax en 1965-67 con la combinación entre “Emma Peel” (interpretada por Diana Rigg) y el “Señor Steed” (Patrick Macnee). En la serie puede seguirse la evolución de la moda femenina en los atuendos de la protagonista y la sobriedad británica en el paraguas y el bombín del “señor Steed”). Las protagonistas femeninas fueron variando, pero siempre resultaban ser inteligentes y sofisticadas (Diana Rigg, Linda Thorson, Honor Blackman, encarnando a Emma Peel, Tara King  y Cathy Gale, cada una más inquietante que su precedente). A medida que avanzaba la serie se hizo cada vez más sofisticada e imaginativa. Influyó extraordinariamente incluso en los servicios secretos españoles de finales de los años 60. Como el superior del John Steed de Los vengadores, el muy real coronel San Martín (encargado por Carrero Blanco de reorganizar la “inteligencia” española) era llamado por sus subordinados “Madre” y la sede del Servicio de Documentación de la Presidencia (primera CIA española) se conocía como la “casa madre”, los agentes eran “los primos”… fraseología extraída de esta serie televisiva. 

Y, finalmente, estaba aquel otro extremo, el más distante de la impostación glamurosa que suponía una caída en la sima de la comicidad. Todo lo que suponía James Bond, la seriedad de su trabajo, lo sofisticado de sus gustos, lo sensual de sus protagonistas femeninas, resultó arrasado, escarnecido y triturado por Mel Brooks en Superagente 86.

Fue en esta serie en donde Mel Brooks se especializó en “asesinar” fílmicamente a clásicos: a los westerns en Sillas de montar calientes (1974), al cine mudo en La última locura (1976), al cine de terror en El jovencito Frankenstein (1974) y luego en Drácula, un muerto muy contento y feliz (1995), al cine de Hitchcock en Máxima Ansiedad (1978), a la Guerra de las Galaxias en La loca historia de las galaxias (1987), a los péplums en La loca historia del mundo (1981). La madre de todo el cine de Brooks es la serie Superagente 86 en la que, por primera vez realiza una parodia de un género.



DOS ACTORES PARA RECORDAR

Para quienes no conozcan esta serie y solamente hayan tenido referencia de ella por la película el mismo título rodada en 2008 y protagonizada por Steve Carrell, YouTube puede suponer un primer contacto con la serie: en efecto, allí están recogidos episodios enteros y algunos de los gags más geniales. El paso del tiempo no ha disminuido la comicidad del protagonista Dom Adans (por lo demás, un heroico combatiente de la batalla de Guadalcanal y único superviviente de su unidad). En 1960 era famoso en los EEUU por sus imitaciones. Se llamaba en realidad Donald James Yarmi, así que en las audiciones siempre le tocaba ser el último, de ahí que cambiara el apellido por el de su esposa, Adams. Su interpretación como “Maxwell Smart” le valió tres Emmys como mejor intérprete de comedia. Un personaje de este tipo, prácticamente, devoró su carrera profesional. Sin embargo, se reinventó a sí mismo como actor de doblaje. Prestó la voz al Inspector Gadget (1983-1986) y volvió a ser protagonista en otra serie de humor, Chech ir out (1985-1988) interpretando a un magnate de los supermercados.

Del resto de actores, guardamos particular simpatía a Bernie Kopell que encarnaba al germánico “Conrad von Siegfried”, malvado entre los malvados y uno de los jefes de KAOS. “Sigfried” es el “viejo amigo y peor enemigo” de Smart. Kopell, por su parte, tras curtirse en esta serie, interpretó al “Doctor Adam Bricker” en Vacaciones en el Mar (1977-1986), un papel mucho más comedido.

Además del resto de actores de plantilla, la serie tiene el atractivo de registrar la presencia de distintos actores por un motivo u otro relevantes en aquellos años o que destacaron en los que siguieron: Carol Burnett, James Caan, Leonard Nimoy, Vincent Price, César Romero… 



UNA SERIE PARA SUPERAR DEPRESIONES

Cualquier psiquiatra que se precie recomendará a los millones de afectados por depresión que lean o vean cosas capaces de divertirles. La mayoría ni siquiera tienen ganas de empuñar un mando a distancia, pero aquellos que logran sintonizar con un canal que emita una comedia de situación o unos espacios cómicos, estos son, sin duda, los que antes logran que el bache quede atrás. La comicidad es el remedio universal contra síndromes depresivos. Superagente 86 ha rescatado a mas depresivos que todas las variantes de las terapias freudianas. Por algún motivo, Mel Brooks supo en cada episodio crear unas situaciones disparatadas y unos gags que se sucedían sin dejar respirar al espectador. 

Además de los depresivos crónicos que tienen una cita terapéutica obligada con esta serie, la apreciarán también los nostálgicos empedernidos y los que rieron en aquellos años con más ganas que ahora. También deberían verla aquellos que tengan a Bond o al equipo de Misión Imposible como arquetipos del mundo del espionaje. Smart está en el extremo opuesto: la realidad se sitúa entre ambos, pero más hacia el lado del Superagente 86 que de los mundos glamurosos de Bond.

Dom Adams murió en 2005. Mel Brooks goza de buena salud y, de tanto en tanto, lanza alguna película nueva. La última vez que lo vimos en pantalla fue en varios episodios de Courb your enthusiasm. Vale la pena que, de tanto en tanto, les agradezcamos el habernos hecho pasar tan buenos momentos.



FICHA:

Título original: Get Smart
Título en España: Superagente 86
Temporadas: 5 (138 episodios autoconcluidos)
Duración episodio: 25 minutos
Año: 1965-1970
Temática: Disparatadas aventuras del Superagente 86, la Agente 99 y el jefe de CONTROL contra los malvados de KAOS.
Género: Comedia.
Subgénero: Espionaje.
Actores principales: Dom Adams, Barbara Feldon, Edward Platt, Dick Gautier, Robert Karvelas, Bernie Kopell.
Lo mejor: el nivel de comicidad de la réplica chapucera de James Bond 007.
Lo peor: muchos gags perdían la comicidad con la traducción.
Puntuación: 7
¿Cómo verlo?: Algunos episodios pueden verse en youTube en versión original. Están a la venta en DVD y BlueRay. También pueden bajarse mediante programas “peer two peer”.

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