viernes, 2 de diciembre de 2016

Granjero último modelo, cuando la vida natural no era una moda


Cuentan algunas tradiciones que la primera ciudad la fundó Caín, el primer “malo” de la película bíblica. Desde entonces, siempre ha existido una tendencia, nunca completamente extinguida, que señalaba al campo –el lugar natural de Abel, el “bueno”- como el escenario de una vida natural, más pura, alejada de la contaminación y de las neurosis urbanas, el escenario adecuada para un concepto idílico y bucólico de felicidad. Tal es el punto de vista del protagonista de esta desternillante sit-com protagonizada al alimón por Eddie Albert y Eva Gabor. 

ECOLOGIA ANTES DE LA APARICION DE LA ECOLOGIA

La serie irrumpe paralelamente al movimiento hippy que proponía un retorno a la vida natural y a la pureza de los ambientes campestres. Uno de los que se hacen eco de esta tendencia es “Oliver Wendell Douglas” (Eddie Albert), un abogado neoyorkino de éxito que vivía junto a su esposa, “Lisa” (Eva Gabor) en un lujoso ático de Manhattan. “Wendell” siempre había tenido la fantasía de vivir en una granja. Su esposa se ve arrastrada a la aventura a pesar de ser una sofisticada dama en absoluto interesada en este tipo de aventuras. Por lo demás “Wendell” no tiene absolutamente ninguna experiencia en vida en el campo así que el matrimonio da la sensación de estar fuera de su medio natural: nadie pasa de la frívola vida neoyorkina a una destartalada granja en la América más profunda.




El primer episodio –y en el que la serie basó su empuje inicial- era un “fake” (falso documental)  en el que un conocido presentador de la cadena ABC, John Charles Daly (realmente existente), realiza a un miembro relevante de la sociedad neoyorkina que ha tomado la sorprendente decisión de instalarse en el campo. A partir de ese momento, la serie se encamina por la senda de la comedia de situación y la sátira más extrema. Ambos personajes centrales se muestran como torpes e incapaces de adaptarse a la vida en el campo. Por otra parte, los lugareños habituales aparecen como toscos, aprovechados y, con cierta frecuencia, deshonestos. 

Hay que situar la serie en los momentos en los que se estaba formando todavía el concepto de comedia de situación que se había inaugurado con Te quiero Lucy. Hay que alabar la originalidad del creador de serie, Jay Sommers, su gran éxito. La inspiración se la dieron hijos y amigos suyos que, bruscamente, optaron por irse a vivir a granjas infectas y miserables, abandonando los cómodos regazos de papá y mamá. Y se preguntó ¿qué ocurriría si fuera un matrimonio maduro el que decidía emprender la aventura? A pesar de que la serie podría entenderse como una crítica a la ecología y a la vida natural, lo cierto es que, en su época, intentaba denunciar el absurdo de la aventura hippy y tomando como protagonistas, no a los jóvenes, sino… a los que podrían ser sus padres.

UNAS NOTAS SOBRE LA PAREJA PROTAGONISTA

La personalidad, el estilo y la amplia variedad de registros escénicos de Eddie Albert son conocidos. Su vida profesional no se limitó a esta serie. Tuvo un antes y una después. De su infancia –que transcurrió en los años de la Primera Guerra Mundial- solía recordar que sus compañeros de clase le llamaban “el enemigo” por su apellido alemán, Herimberger. Pronto orientó sus estudios hacia el teatro y a los veinte años ya sabía lo que eran las tablas en los mejores teatros de Broadway. Tras actuar durante tres años en un serial radiofónico, la Warner le ofreció su primer papel en la pantalla grande, siendo, al mismo tiempo, uno de los actores pioneros de la naciente televisión. También realizaba guiones para radio y televisión. Antes de que los EEUU entrará en guerra, Albert realizó varias giras por México. Además de su trabajo como actor, se dedicaba a fotografiar submarinos alemanes de paso por puertos mexicanos. Luego, ya como militar, participó activamente en la batalla de Tarawa en noviembre de 1943 siendo recompensado con la Estrella de Bronce. Volvió a la televisión y, a partir de la postguerra participó con papeles de distintas envergadura en 90 series de televisión hasta su retirada en 1990 cuando participó en la famosa serie Dallas (1978-1991). Todo este historias es mucho más espectacular si se tiene en cuenta que su nombre estuvo en las “listas negras” de Hollywood durante la “caza de brujas” del Senador McCarthy, a pesar de no ser (ni parecer) comunista. Murió en 2005 cuando llevaba cinco años afectado por el Alzheimer.

En cuanto a su esposa en la serie, “Lisa”, el papel fe interpretado por Eva Gabor, hermana de Zsa Zsa y de Magda Gabor. De familia judía, sus padres emigraron a Suecia y luego a EEUU. Sus experiencias cinematográficas –dejando aparte algunas actuaciones  en los años 50 en el cine- se reducen a esta serie en la que ocupó un papel estelar. Tras la serie se dedicó a la moda, prestó su voz en algunas películas, pero lo esencial de su vida fue el mismo arte nada que ver con sus hermanas: casarse y divorciarse. A pesar de su escasa experiencia interpretativa, Eva Gabor tuvo un éxito extraordinario y superior a cualquier otra película o serie en la que hubiera participado, quizás porque en Granjero último modelo se estaba representando a sí misma.


UNA SERIE QUE NO DECAYÓ JAMÁS

La serie fue cancelada en 1971 cuando sus índices de audiencia eran buenos y estaba situada entre los espectáculos más vistos en los EEUU, líder en su franja horaria. Los 170 episodios no habían logrado desgastar a la pareja protagonista ni su comicidad. La CBS, simplemente, canceló la serie para hacer huecos a otros productos que pugnaban por hacerse un hueco en prime time. Pero hubo algo más: en aquellos años, la CBS trató por todos los medios de evitar mostrar a la sociedad norteamericana como “rural” o, simplemente, “atrasada”. La cadena, además, aspiraba a ganar audiencia entre jóvenes que no figuraban especialmente como espectadores de esta serie. Fue en ese momento cuando cancelaron también otras series como Lassie que se desarrollaban en ambientes similares. A esta tendencia se le llamó “la purga de lo rural”. Solamente volvieron a emitirse series con esa ambientación, siempre y cuando remitiera a un pasado que había quedado atrás: La casa de la pradera (1974-1983). Es prestigio y la autoestima de los EEUU estaban quedando muy erosionados en los humedales de Vietnam y era preciso desterrar la idea de que el país tenía zonas pobres, atrasadas y pobladas por rústicos patanes. Y ese fue el problema: que no hubo final. La serie concluyó bruscamente y cuando todos esperaban que en la temporada siguiente, “Wendell” y “Lisa” siguieran moviéndose como pulpos en un garaje, simplemente, desaparecieron. Lo mismo ocurrió en España (la serie fue emitida prácticamente a medida que iban saliendo los episodios).

Volver a verla despierta la misma dosis de simpatía y conmiseración para con los protagonistas que a principios de los 70. Ha resistido bien el paso del tiempo e, incluso, es posible que hoy siga reflejando el mismo clima de la América profunda que vemos en otros programas de TV (Cazadores de Tesoros [2010-hoy] o los muchos programas sobre subastas que se emiten por televisión y cuya realidad no puede negarse). Así pues, que nadie que la vio en su momento tenga miedo de que hoy le parezca triste y aburrida. Los que hemos sentido en algunos momentos el impulso de irnos a vivir al campo y hayamos tenido la ocasión de realizarlo, nos sentiremos identificados con los protagonistas. Y los que se quieran pasar un buen rato y viajar al primer período de la sit-com, tienen con Granjero último modelo una cita ineludible.


FICHA:

Título original: Green Acres
Título en España: Granjero último modelo
Temporadas: 6 (170 episodios autoconcluidos)
Duración episodio: 25 minutos
Año: 1965-1971
Temática: Un matrimonio adinerado de Nueva York se van a vivir una granja rural, él convencido de que se acerca al Edén y ella, siguiendo a su marido, pero con la mentalidad propia de Manhattan y Broadway.
Género: Comedia de situación
Subgénero: Vida natural.
Actores principales: Eddie Albert, Eva Gabor, Patt Buttram, Tom Lester, Hank Patterson, Barbara Pepper, Sid Melton, Alby Moore, Mary Grace Canfield, Frank Candy.
Lo mejor: real como la vida misma.
Lo peor: que la serie acabó bruscamente y carece de final.
Puntuación: 7
¿Cómo verlo?: Algunos episodios pueden verse en youTube en versión original. Están a la venta en DVD y BlueRay. También pueden bajarse mediante programas “peer two peer”.

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