Serie en doce capítulos de producción belga (en lengua flamenca), protagonizada por el “inspector Pablo Gerardi” (Filip Peeters) que debió tener antecedentes en alguno de los Tercios de Flandes a la vista de sus características: incorruptible, fanático de su misión, poco propenso al desánimo, incluso en las situaciones más adversas. Ah sí, y sexualmente hiperactivo. A partir de estos datos sobre el protagonista, se puede inferir que la serie es un thriller al que guionistas (Bavo Dhooge y Ward Huselsans) y director (Frank van Mechelen) han dado buen ritmo que permite compararla a las series policíacas más entretenidas confeccionadas en Europa.
Se equivocaría aquel que creyera que Salamander es solamente una serie de policías y ladrones. En realidad, la trama se inserta dentro de lo que podríamos llamar “subgénero conspiranoico”. Una banda de atracadores penetra en la bóveda de un pequeño banco de negocios e inversiones y abre 66 cajas, ni una más ni una menos, todas ellas marcadas previamente y pertenecientes a figuras de la economía, la política, las fuerzas armadas y la nobleza (incluida la Casa Real). Todos ellos forman una peligrosa asociación secreta –la Salamandra que da nombre a la serie- que ignora quien ha cometido el robo y que, sobre todo, no quieren dejar pistas de su existencia. El robo no es denunciado pero su eco llega al escrupuloso “inspector Gerardi” que, a partir de ese momento, toma cartas en el asunto. Seguir leyendo...
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