El cine según Hitchcock de François Truffaut es uno de esos libros de lectura casi obligada para todo cinéfilo que se precie. En España se ha editado en varias versiones pero la de Alianza Editorial en la colección El Libro de Bolsillo (Madrid, 1974) es la más asequible. Trescientas veinte páginas de apretada letra de cuerpo 10, a cambio de veinticinco pesetas de la época. El libro es un juego de preguntas y respuestas a partir de la página 23, ameno pero mucho más fácil de leer y de entender si en lugar de acudir a la edición de bolsillo española hubiéramos recurrido al original ampliamente ilustrado y en gran formato. Las fotos, los fotogramas de películas, los esquemas, eran muy importantes en una obra de este tipo pero fueron escamoteados en aras de la economía. Ha debido de llegar este documental de Kent Jones, cuando se cumple medio siglo de la publicación de aquella obra, para que a este lado de los Pirineos tengamos conciencia de su valor. El documental de Jones es el complemento obligado para aquella obra (que hoy puede leerse gratuitamente en Internet) y algunos de cuyos matices no están presentes en la edición española.
UN ANTES Y UN DESPUÉS DE El cine según Hitchcock
Hasta mediados de los años 60, Hitchcock no era un director particularmente apreciado por los intelectuales. Se tenía a su cine como puro entretenimiento que no aportaba al público nada más que sobresaltos y reacciones primarias. Lo mismo se decía en aquella época del cine de Howard Hawks. Parecía como si aquellas películas que gustaban a un público demasiado amplio hubieran debido de rebajar su calidad para ser aceptadas por los intelectuales. Pero ahí estaba Truffaut al frente de Les Cahiers du Cinemá, la prestigiosa revista francesa que desde 1951 estaba sistematizando sus críticas, para llamar al orden a la crítica y reconocer los méritos del director inglés.
Buena parte de los críticos que componían Les Cahiers de Cinemá en los años 50, terminaron siendo directores de cine en los 60. Se les conoce con el nombre de “nouvelle vague” (nueva ola). Con ellos, el cine “tomó conciencia de que era un arte y los directores los artistas”. Todos los directores de este movimiento –Truffaut entre ellos, pero también Claude Chabrol, Alain Resnais, Louis Malle, Godard, Éric Rohmer, Rager Vadim, Varda– tenían un buen conocimiento de la historia del cine y de la técnica de los directores más famosos. Eran cinéfilos empedernidos, amaban el realismo de Renoir, Ophuls o Bressony y la técnica de Welles, Hawks, John Ford, Fuller o Hitchcock. Les interesaba estudiar la condición humana y se sentían incómodos en la sociedad conformista de la postguerra. Habían aprendido del expresionismo alemán y del neo-realismo italiano. No se resignaban a considerar al cine sólo como entretenimiento, sino que aspiraban a ir más lejos: a verlo como “arte”.
Faltaba el “manifiesto” que resumiera sus intereses y su técnica. Y, finalmente, no lo escribieron ellos sino que fue el maestro Hitchcock, redescubierto por Truffaut, quien resumió a lo largo de 50 horas de entrevista todo lo que valía la pena saber sobre cómo hacer una película digerible para el público y que satisficiera a su creador. Aquel gordinflón de aspecto entre malévolo e irónico, veterano del metraje y que solamente quería plasmar sus ensoñaciones en la pantalla, fue quien les enseñó cómo diablos hacer cine.
HITCHCOCK-TRUFFAUT A TRAVÉS DE DIRECTORES CONTEMPORÁNEOS
El hacedor de Psicosis, Los pájaros o, Vértigo murió en 1980, con 81 años. Truffaut le sobreviviría apenas cuatro años, yéndose prematuramente con apenas 54 años víctima de un tumor cerebral. El mérito del documental de Kent Jones no es solamente recordarnos cómo fueron aquellas 50 horas de conversación entre ambos directores, sino recurrir a media docena personalidades del cine actual para recordarnos el impacto que la publicación del libro tuvo en cada uno de ellos: Scorsese, David Fincher, Peter Bogdanovich, Wes Anderson, Kiyoshi Kursowa, Paul Schrader, Richard Linklater, James Gray, Olivier Assayas, Arnaud Desplechin…
El resultado es, simplemente, una exposición de lo más relevante del cine del director inglés y un repaso a su técnica cinematográfica. Porque Hitchcock fue, ante todo, un innovador. Noventa minutos no dan para mucho: no se dice, por ejemplo, que el inglés recogía especialmente la influencia del expresionismo alemán, con sus juegos de luces y sombras, la angustia que transmitía o lo siniestro de algunos de sus temas. No estamos de acuerdo, incluso, con algunos de los elogios que se lanzan sobre Hitchcock: sus primeras películas, las elaboradas antes de 1939-40, están realizadas con un lenguaje cinematográfico ya superado. Obviamente, el genio de Hitchcock se percibe detrás de El hombre que sabía demasiado (1934), Los 39 escalones (1935), Sabotage (1936), Agente secreto (1936) o La posada de Jamaica (1939), pero no está aún en su cénit. La influencia expresionista parece evidente, pero la guionización no corresponde a los estándares que se popularizaron desde los años de la segunda postguerra. Es con Rebecca (1940), cuando Hitchcock empieza a ser el Hitchcock que conocemos y que nos aterraría, especialmente a partir de los años 50, especialmente con Vértigo (1958), Con la muerte en los talones (1959), Psicosis (1960), Los pájaros (1963), Marnie la ladrona (1964) o Cortina rasgada (1966).
El elogio al director hace que las primeras películas anteriores a 1940 y las posteriores a esa fecha se sitúen en el mismo plano y se eluda decir que en la obra de todo director existen unos balbuceos iniciales, una madurez y un declive e incluso una producción “alimentaria” (en el caso de Hitchcock sus series para televisión Alfred Hitchcock presenta [1955-1958] y La hora de Alfred Hitchcock [1964]). A pesar de este pequeño matiz, las declaraciones que trae Jones a su documental –en especial las de Fincher, Scorsese y Bogdanovicht- son magistrales y enseñan mucho sobre la construcción visual del inglés.
Todos estos directores han aprendido mucho del cine de Hitchcock: su técnica de “hacer lento lo que debería de ser rápido y rápido lo lento”, su estudio matemático de la composición de algunas escenas (la minuciosidad con la que se recreó en la famosa “escena de la ducha” de Psicosis), el no importarle lo que pensaban sus actores, sino el efecto que él quería obtener, el llevar sus ensoñaciones y sus obsesiones a la pantalla, su teoría sobre el espacio y sobre los espacios vacíos, su tendencia a utilizar planos cenitales, el cuidado extremo en los encuadres, los estudios psicológicos de los personajes, su concepto de “curva ascendente de la historia” (el saber lo que quiere y lograrlo a pesar de las resistencias de la industria del cine y de los propios actores), el “olor de la culpa y del pecado original” en sus temas (es decir, la culpabilidad de lo humano), llevar al límite la idea del “falso culpable” (que Fritz Lang había llevado al mundo anglosajón al abandonar Alemania), la importancia de los objetos-fetiche en sus películas, los pequeños detalles, la influencia del cine mudo (el cine más puro que no necesita diálogos para expresar lo que pretende y decirlo todo mediante la imagen), la realidad entendida como un sueño y las imágenes como expresión del subconsciente, el pensar en la audiencia, en como sorprenderla, darles lo inesperado, aterrorizarla, mantenerla en tensión, engañarla (Hitchcock no solamente dirige a actores, sino también al público), la vulneración de cualquier regla para obtener el efecto deseado, todo ello son los elementos presentes en el cine de Hitchcock y que éste documental se encarga de repasar de la mano de Truffaut y de los grandes directores cuyos testimonios nos recuerdan todo esto.
DOCUMENTAL DE OBLIGADO VISIONADO PARA…
Tal como Jones ha concebido el documental, éste merece ser visto, en primer lugar, por todos los que consideran el cine como su afición principal, por quienes se consideran cinéfilos y quieren aprender algo sobre la técnica narrativa, sobre la historia del cine y sobre dos personajes ineludibles en la cinematografía de posguerra. Para esta franja del público, incluso para los que conocen bien el libro de Truffaut en su edición española, este documental les pondrá el material gráfico ausente. Los que se sientan atraídos por el cine de Hitchcock y que hayan sentido sensaciones nunca antes experimentadas y nunca después reiteradas por director alguno, sabrán apreciar el metraje de este documental que les servirá también para entender mejor la obra de su director de cabecera. Los que, peinando canas (o peinándose con gamuza) se interesaron por el cine de Truffaut o, por extensión, de la “nouvelle vague”, también sabrán aprovechar los 90 minutos de atención que exige Kent Jones.
FICHA:
Título original: Hitchcock/Truffaut
Título en España: Hitchcock/Truffaut
Duración episodio: 80 minutos
Año: 2015
Temática: La conversación entre los dos directores que generó una revisión de la obra de Alfred Hitchcock y, en cierta medida, supuso un giro conceptual en la industria del cine y el análisis de sus obras mediante entrevistas a prestigiosos directores de cine.
Género: Documental.
Subgénero: Crítica de cine.
Director: Kent Jones
Lo mejor: evita leer el ensayo de Truffaut, El cine según Hitchcock.
Lo peor: quedó mucha materia por analizar.
Puntuación: 7,5
Trailer subtitulado en castellano:
Trailer oficial en inglés:
Ver el documental subtitulado:
¿Cómo verlo?: Puede verse en el enlace indicado o comprar en DVD y BlueRay.
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