No es estoy muy seguro de que la presencia de armas de fuego sea el principal problema de la sociedad norteamericana. De lo que sí estoy seguro es que EEUU no puede permanecer inmerso en esa situación de terror en el que viven durante mucho tiempo y que no tiene nada que ver con el terrorismo convencional. Una matanza producida en un centro estudiantil de Colorado generó en 1999 la friolera de 15 personas muertas y 24 heridas. La masacre fue cometida por un par de adolescentes. A partir de este episodio traumático, Michael Moore realiza una reflexión. Fue el documental de mayor repercusión que le proporcionó fama mundial.
LOS HECHOS DE COLUMBINE
El 20 de abril de 1999 dos jóvenes, uno, Eric Harris, con rasgos de psicópata y el otro, Dylan Klebold, atravesando una depresión, fueron armados hasta los dientes a su escuela y cometieron la masacre que habían programado desde hacía meses. Previamente, grabaron un vídeo explicando los motivos que les inducían a disparar contra los que hasta ese momento habían sido sus compañeros. Eligieron como fecha el 19 de abril, aniversario de la matanza de Waco (Texas) en el que los seguidores de una secta se atrincheraron, afrontaron los asaltos del FBI y, finalmente se suicidaron). A última hora optaron por retrasar el ataque un día para causar más bajas. El más agresivo, Harris, indujo al depresivo Dylan, a la acción.
A las 11:11 llegaron por separado en sus propios coches armados con dos escopetas, una carabina semiautomática, una pistola y explosivos caseros. Dispararon contra la gente que se encontraba en la biblioteca y en la cafetería de la escuela asesinando a 12 alumnos y un profesor y dejando heridos a otros 24 alumnos. La masacre en la biblioteca fue particularmente dura. Veinte minutos después de haber comenzado dispararon una última ráfaga contra la policía y luego se suicidaron.
No era la primera vez que ocurría algo así en los EEUU. Ni tampoco sería la última. La sociedad norteamericana encontró distintas explicaciones a la masacre: para los conservadores fue el producto de una juventud intoxicada con videojuegos, rock y hevy–metal agresivo y falta de vigilancia en las escuelas; los liberales coincidieron en que la venta libre de armas de fuego y los libros donde se explica detalladamente la fabricación de explosivos, eran las causas de la masacre. Michael Moore comparte esta segunda interpretación y la expone y justifica en su documental.
LOS MENSAJES DE BOWLING FOR COLUMBINE
Un banco regala armas a los nuevos clientes que abran una cuenta corriente e ingresen 250 dólares. El arma es una carabina de cerrojo. El banco tiene permiso para vender armas de fuego. A partir de este arranque de humor en el que el propio Moore sale del banco con su carabina, se inicia un documental estremecedor. Nos cuenta que hay algo en la sociedad norteamericana que no funciona. Probablemente, Moore tiene razón al exponer que es una sociedad que vive con miedo, constantemente aterrorizada por las amenazas reales o supuestas.
Quien tiene miedo busca defenderse y la mejor forma de hacerlo es estar más preparado que quien pretende asaltarte. Además, la constitución americana considera un derecho adquirir armas de fuego, uno de los que más enorgullecen a los norteamericanos. Ahí está la poderosa Asociación Nacional del Rifle (ANR), presidida en esos momentos por Charlon Heston (a quien Moore entrevista), las milicias ciudadanas (organizadas por voluntarios en cada Estado, armadas hasta los dientes y con entrenamientos continuos los fines de semana, en los que participan familias enteras), e incluso poblaciones como Virgen (Utah) en las que el ayuntamiento aprobó una ley para que todo vecino tuviera obligatoriamente un arma en su casa… Incluso hay tiradores ciegos que han sido premiados por la ANR. Hay más armas de las que la sociedad necesita y quien tiene un arma, en un momento dado, puede utilizarla para cualquier barbaridad a poco que se le crucen los cables… tal la primera conclusión de Moore. Parece inapelable.
La segunda –y mucho más discutible– es vincular la proliferación de armas y la matanza de Columbine a las fábricas de misiles y aviones de combate. En Littlelton (Denver), se encuentra la fábrica Lockhed–Martin, una de las principales plantas de fabricación de armamentos. Algunos hijos de los trabajadores de esa fábrica son alumnos de la escuela donde se produjo la masacre. También en la zona hay campos de entrenamientos militares, una planta de tratamiento de plutonio… Moore resala que el día de la matanza de Columbine coincidió con el día en que se arrojaron más bombas que cualquier otro sobre “Kosovo” (en realidad fue sobre Serbia…). Se trata de un artificio: vincular la masacre de la escuela a los misiles nucleares o a las bombas que cayeron sobre Serbia parece una enormidad: países en donde apenas corren armas de fuego como España y el Reino Unido también apoyaron a EEUU en todas estas agresiones. Moore confunde un problema sociológico con un rasgo de la política exterior norteamericana y con una sociedad desquiciada.
Más interés y veracidad tiene la explicación dada por Moore, según la cual el gobierno de los EEUU, para tener controlada a su población, imbuye en ella la sensación de miedo y exagera la presencia de riegos inexistentes. El ciudadano, convencido de que el Estado y lo que dicen los medios de comunicación debe ser necesariamente cierto, no duda en armarse para estar preparado. Así se siente más seguro. El proceso de respuesta al miedo, lleva necesariamente a la compra de armas… pero esto no explica los altos niveles de delincuencia ultraviolenta. Especialmente porque, a diferencia del ciudadano de a pie, el delincuente no tiene problemas en hacerse con un arma ilegal, ni prejuicios a la hora de utilizarla. Para él, es un instrumento de trabajo, un “medio de producción”.
Lo que sí es cierto es que una sociedad hipercompetitiva como la estadounidense, genera depresiones, frustraciones y traumas psicológicos que algunos jóvenes liberan mediante explosiones de violencia. El hecho de que en el vecino Canadá no se produzcan estos niveles de violencia es significativo. Lo que no está claro es si mayor tranquilidad deriva de la regulación de las armas de fuego o de ser menos competitiva y agresiva. O de ambas.
NO HAY QUE ESTAR NECESARIAMENTE DE ACUERDO CON MOORE, PERO SI OIRLE
Los documentales de Moore lanzan elementos de discusión. Se puede estar o no de acuerdo con ellos, pero siempre resulta interesante escuchar sus argumentos. Inducen a la reflexión. Probablemente Moore no tenga razón en muchos de sus planteamientos, pero al menos de la discusión sobre sus puntos de vista, pueden surgir mayores niveles de claridad.
Moore tiene una irreprimible tendencia a ver los problemas a la manera esquemática del “liberal” norteamericano (lo que en términos europeos sería un moderado de izquierdas). Lo podemos seguir cuando expone las angustias de las familias cuando se enteran de noticias como las de Columbine, podemos entender que la pobreza genere violencia, pero no estamos tan seguros de que la prohibición de las armas de fuego o su limitación convertiría, de pronto a la sociedad norteamericana en menos violenta, ni tampoco las masacres en escuelas tengan que ver con su agresividad en política internacional o con su arsenal militar.
En ocasiones, los errores que comete Moore son garrafales: no fue la esclavitud –como dice en el documental– lo que convirtió a los EEUU en una potencia económica, sino que su despegue se produjo tras la guerra civil, cuando la esclavitud ya estaba abolida. En otras oculta datos: alude a un menor que disparó contra otro en un famoso caso de violencia infantil, pero no dice que la pistola había sido adquirida ilegalmente por un familiar narcotraficante. No siempre sus estadísticas son acertadas y tiende a exagerar las cifras de muertes por armas de fuego. Pero el resultado final anima a la reflexión y al debate. El problema de las armas de fuego no puede aislarse de otros problemas que sufre la sociedad norteamericana; ni tampoco prohibiendo las armas se evitaría la violencia.
VALORACIÓN Y RECOMENDACIONES
Bowling for Colombine es un documental imprescindible, nos muestra otro aspecto de la sociedad norteamericana que, por conocido, no deja de sorprendernos con la intensidad y el dramatismo como nos lo pinta Moore. Uno de los órganos imprescindibles que anidan en el cerebro humano es la capacidad crítica, es decir, la posibilidad de discernir sobre cualquier cosa, razonar y juzgar si una tesis es aceptable o rechazable y por qué. Habitualmente, la realidad no es blanca ni negra. Ejercer la capacidad crítica consiste es establecer matices de verdad y gamas de grises. Bienvenido sea, pues, este documental si nos induce a la reflexión.
Si usted carece de capacidad crítica, mejor no lo vea. Se sentirá atrapado en una red de datos, con algunos tópicos dispersos, que enturbiarán su espíritu. Véalo solamente si está dispuesto a estimular ese músculo crítico que yace entre sus neuronas. Véalo, especialmente, si le interesa la sociología y, más especialmente, las tendencias de la sociedad norteamericana. Es una pieza que le permitirá entender un poco mejor porqué los EEUU son como son. No tema: la situación descrita en el documental, difícilmente ocurrirá en España, pero es un aviso de cómo está la sociedad más desarrollada del planeta que en un momento dado del siglo XX fue el modelo de convivencia para Europa y hoy, apenas es un despojo poblado por gente armada aterrorizada o enfurecida...
FICHA:
Título original: Bowling for Columbine
Título en España: Bowling for Columbine
Duración episodio: 120 minutos
Año: 2002
Temática: A partir de la masacre que tuvo lugar en la Columbine High School, Michael Moore hace una reflexión sobre la sociedad americana y su amor por las armas de fuego.
Género: Documental.
Subgénero: Social.
Director: Michael Moore
Lo mejor: pone el dedo en la llaga en uno de los grandes problemas de América
Lo peor: mezcla temas que no tienen absolutamente nada que ver.
Puntuación: 7
Trailer en inglés: https://youtu.be/giE_oJYZZfU
Documental completo en castellano:
¿Cómo verlo?: Puede verse gratuitamente en los enlaces indicados. En algunas zonas se emite por Netflix.
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