miércoles, 8 de octubre de 2025

Actores poseídos: "Cuando el personaje no suelta al intérprete"


Hace pocos días estuvimos comentando en PARLANChINES el tema de 
Actores devorados por sus personajes, con temas de identidad, suplantación y desintegración del yo y de repente oigo el tema de Bela Lugosi.  

1. Bela Lugosi (1882-1956): el hombre que se convirtió en su sombra

Orígenes y salto al mito: nacido en Lugos (actual Rumanía), fue actor de teatro en Hungría antes de emigrar a EE. UU. En 1927 interpretó Drácula en Broadway con enorme éxito, lo que le llevó al papel cinematográfico de 1931 dirigido por Tod Browning.

Encasillamiento fatal: tras el éxito, Hollywood solo lo veía como vampiro. Los estudios Universal lo relegaron a papeles secundarios o de bajo presupuesto, mientras otros actores (como Boris Karloff) conseguían diversificarse.

Identificación con el personaje: Lugosi comenzó a presentarse en público con la capa, firmaba autógrafos como “Drácula”, y sus apariciones en ferias o eventos estaban teñidas de esa aura gótica. Incluso dormía con la capa según testimonios.

Declive y adicción: la fama lo abandonó. Se volvió dependiente de la morfina, sufría depresiones y seguía viviendo de su pasado. En 1955 ingresó voluntariamente en un hospital para tratar su adicción, declarando: “Soy un actor arruinado que solo conoce una cosa: Drácula”.

Muerte y epitafio involuntario: murió en 1956, enterrado con la capa de Drácula, a petición (se dice) de su familia, aunque algunos sostienen que fue deseo suyo. Su último papel fue en Plan 9 from Outer Space de Ed Wood, una tragicomedia póstuma que selló su leyenda como un espectro del cine.

Bueno pues me he atrevido a buscar una relación de actores que le pasaron tres cuartos de lo mismo. Aquí van algunos casos notables, entre lo divertido y lo escalofriante:

2. Anthony Perkins – El hijo de Norman Bates

Tras Psicosis (1960), Alfred Hitchcock lo convirtió en un icono del desequilibrio. Perkins quedó atrapado en el arquetipo del asesino reprimido: los estudios y el público no le permitieron ser otra cosa. En entrevistas decía con media sonrisa: “Norman vive en mí. No hay manera de deshacerme de él.”
Anecdóticamente, cuando rodaba las secuelas (Psicosis II y III), llevaba en el bolsillo un cuchillo de cocina de utilería “por si alguien lo reconocía”.


3. Heath Ledger – El payaso que no se apagaba

Durante el rodaje de The Dark Knight (2008), Ledger se encerró semanas en una habitación de hotel escribiendo en un cuaderno como el Joker, sin hablar con nadie y durmiendo apenas dos horas diarias.
La autopsia reveló un cóctel de ansiolíticos y somníferos. Algunos amigos aseguran que “el Joker no lo soltó”.
Su diario del personaje terminaba con una frase: “Bye Bye.”


4. Joaquin Phoenix – El método al borde del delirio

Durante el rodaje de I’m Still Here (2010), fingió durante más de un año haberse retirado de la actuación para convertirse en rapero. Daba entrevistas incoherentes, aparecía drogado en televisión, todo como parte del experimento.
El público creyó que había perdido la cabeza. Solo después se reveló que era un mockumentary dirigido por Casey Affleck. Pero incluso sus allegados confesaron que “no sabían si estaba actuando o realmente en crisis”.


5. Jim Carrey – Andy Kaufman reencarnado

En Man on the Moon (1999), Carrey llevó el método al extremo: hablaba, vestía y actuaba como Kaufman incluso fuera del rodaje, exigiendo ser tratado como él.
Llegó a pelear con el propio director Milos Forman y con miembros del equipo que conocieron al verdadero Kaufman.
El documental Jim & Andy: The Great Beyond (2017) muestra el lado perturbador: Carrey dice en cámara “Andy me poseyó. Yo ya no estaba ahí.”


6. Peter Sellers – El hombre sin rostro

Conocido por Dr. Strangelove y The Pink Panther, Sellers afirmaba no tener identidad fuera de los personajes:

“Cuando no actúo, no sé quién soy.”
Sus amigos decían que cambiaba de acento y personalidad según el entorno. Murió tras una vida de imitaciones, incapaz de sostener un yo estable. Kubrick lo consideraba “un genio que se disolvía en cada papel”.


7. Natalie Portman – La fractura de Black Swan

Portman entrenó ocho horas diarias de ballet y perdió casi 10 kilos. Durante el rodaje, tuvo episodios de disociación: soñaba que su doble la miraba bailar.
Dijo más tarde que la experiencia fue “hermosa y aterradora”, como si el personaje hubiera “comido” parte de ella.
Ganó el Oscar, pero necesitó meses para sentirse “normal” de nuevo.


8. Daniel Day-Lewis – El mártir del método

En My Left Foot (1989) permaneció en silla de ruedas todo el rodaje, rompiéndose dos costillas. En Gangs of New York dormía con cuchillos y nunca abandonaba el acento de su personaje.
Durante Lincoln (2012), se dirigía a todos como “Mr. President”.
Abandonó la actuación en 2017 diciendo que “ya no quedaba nada de mí que no fuera mis personajes”.


9. Malcolm McDowell – El eco de Alex DeLarge

Después de La naranja mecánica (1971), McDowell quedó tan asociado a la violencia del personaje que recibió amenazas y fue vetado de ciertos rodajes. Kubrick, obsesivo, le hizo repetir una escena 74 veces hasta casi cegarle con una máquina de sujeción ocular real.
Décadas después confesó: “Nunca volví a confiar del todo en ningún director.”


10. Shelley Duvall – La víctima que nunca salió del Overlook

Durante El resplandor (1980), Kubrick la obligó a repetir escenas de pánico más de 120 veces, aislándola del equipo.
Terminó el rodaje con colapso nervioso y pérdida de cabello.
Desde entonces, su salud mental se deterioró. En una entrevista de 2016 hablaba como si aún estuviera atrapada en la película.

Tremendo, hay tantos que haré una segunda parte... 





Amor DiBó

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