domingo, 11 de diciembre de 2016

La Corporación: ¿Instituciones o psicópatas? De Canadá vino la luz.


Canadá acaso es el país con un mejor nivel de vida del mundo, el que tiene más seguridad alimentaria y uno de los países con un mejor nivel educativo y cultural. Para los estadounidenses, Canadá es a la vez el objeto de sus ironías y de sus envidias más secretas. Michael Moore ha expresado perfectamente esta tendencia en sus documentales e incluso le ha dedicado una desternillante película –Canadá Bacon (1995) –protagonizada por John Candy, sheriff de la fronteriza localidad de Niagara Falls, en la que el presidente de los EEUU (Alan Alda), declara la guerra fría a Canadá. En Canadá se hace buen cine, mejor televisión y, de tanto en tanto, documentales muy afinados como The Corporation que fue emitido por TV2 en tres entregas y que es de ese tipo de documentales que vale la pena retener como fundamentales.

LA CORPORACIÓN COMO PERSONA JURÍDICA

Empecemos por decir que “corporación”, término específicamente utilizado en los EEUU, tiene en Europa el sentido de empresa o compañía. La corporación nace con la era industrial. En la primera mitad del siglo XIX, una corporación era un grupo de personas, alineados tras un estatuto, y mancomunados para la realización de una finalidad. No se permitía, por ejemplo, a una corporación, comprar empresas. Pero tras la guerra civil americana aumentó el papel de las corporaciones. Aprovechando el texto de la Catorceava Enmienda a la Constitución de los EEUU, reivindicaron los mismos derechos que las personas físicas. El tribunal supremo, terminó dándoles la razón y, finalmente, las corporaciones pudieron presentarse como “personas jurídicas” y pudieron comprar y vender propiedades y empresas. Se olvidaba que al no ser personas físicas, carecían de responsabilidades morales y su único objetivo eran los beneficios y estos, nunca son suficientes…



A partir de aquí, en la primera parte, el documental, puesto que las corporaciones han reivindicado su naturaleza como “personas”, son analizadas clínicamente: el documental muestra que el concepto de “psicópatas” aplicado a determinados seres humanos (un 3% de la población) puede aplicarse a las corporaciones. Como se sabe, los rasgos del “perfecto psicópata” son seis: falta absoluta de empatía, desprecio por cualquier otra persona que no sea uno mismo, indiferencia por los sufrimientos y sentimientos de los otros, ejercicio reiterado de la mentira y el engaño, desconocimiento del sentimiento de culpabilidad, incapacidad por ceñirse a las normas sociales… pues bien, todos estos rasgos, sin excepción, se encuentran presentes en las corporaciones.

La primera conclusión del documental –y con el que concluye la primera parte– es que la “célula base del capitalismo moderno” es un enfermo, un inadaptado social de la peor especie, un psicópata que, al igual que los aquejados por esta dolencia del espíritu, perjudica a la sociedad. Los ejemplos dados para llegar a esta conclusión son exhaustivos e irrebatibles. Recordemos sólo uno: la industria es culpable de que 1 de cada 2 hombres y 1 de cada 3 mujeres enfermen de cáncer en algún momento de su vida. Así que usted tiene entre un 50% y un 33% de posibilidades de contraer un cáncer. ¿Bonita perspectiva, verdad? Pues ahora ya saben quiénes son los culpables. Ah, por cierto, no se ha inventado ningún remedio, ni siquiera un tratamiento paliativo de la psicopatía. No crea, pues, que la situación tiene remedio fácil.

LA PUBLICIDAD COMO IMPULSO VITAL DE LA CORPORACION

No se trata de decir “conozco a fulanito que es director general de una multinacional y es un tipo excelente…”. Se trata, en realidad de distinguir entre la “institución” y el “individuo” que la dirige: éste puede ser muy santo, justo y venerable, pero la institución no lo es. En su naturaleza interna se rige solamente por la ley del beneficio y la máxima rentabilidad. Eso es lo que exigen los accionistas y eso es lo que el director general debe darles: dividendos. Así pues, mientras persista la corporación con su actual configuración dependeremos en grandísima medida de instituciones psicópatas. Ahora bien, cómo consiguen las corporaciones tener una buena imagen ante la sociedad, por qué compramos sus productos, qué nos impulsa a entregarles nuestro dinero a cambio de productos que en cierta medida no necesitamos. Todo se debe a la publicidad. Y este es el tema central de la segunda parte del documental.

Realizado mediante testimonios muy diversos, tanto de aquellos que se consideran como servidores gustosos y conscientes de las corporaciones, como de aquellos que en algún momento de su vida se han horrorizado y han visto el verdadero rostro criminal de las corporaciones, es en esta parte del documental en donde aportan sus testimonios más demoledores. La publicidad no busca dar a conocer un producto, ni exponer su utilidad, ni siquiera las ventajas que tiene ante otros productos o cómo mejorará nuestra vida. Todo esto sería apelar a la racionalidad, algo que la publicidad no tiene intención de hacer. Más bien apela a nuestro subconsciente y trabajando sobre él, crea necesidades y modifica nuestra escala de valores. 

Compramos porque diariamente soportamos decenas de impactos publicitarios aunque cambiemos de canal cada vez que viene el bloque de spots. La publicidad nos asalta, nos engaña, utiliza trucos subliminales y, para colmo, maleduca especialmente a los niños: la publicidad infantil se basa, en efecto, en generar un efecto de “dar la lata” a los padres, técnica que está perfectamente estudiada “no, no, no, no, no, no… y al final SI”. Los padres, ante la machacona y demoledora insistencia de los hijos condicionados por la publicidad, acceden a la petición. Solo en EEUU se utilizan anualmente 12.000 millones de dólares en general el efecto “dar la lata”. 

La conclusión es clara: si compramos productos que no necesitamos con un dinero que no tenemos y para un futuro en el que ya no nos servirán, eso se debe a que la publicidad es lo que nos convierte en siervos de las corporaciones.


LA CORPORACIÓN CONTRA LOS DERECHOS HUMANOS

El tercer bloque del documental es el más discutible y el peor desarrollado. Trata sobre la indiferencia de las corporaciones hacia la democracia. Es cierto que siempre han existido corporaciones operando junto a dictaduras militares… pero también lo han hecho con países comunistas tal como demostró Charles Levinson en su libro Vodka Cola, como lo han hecho, obviamente con los países capitalistas. En realidad, la corporación es apolítica: está ahí en donde están los beneficios. Le interesa poco el régimen político: solamente el balance de fin de año y la rentabilidad de las acciones. Si en el Tercer Reich se prohibió la Coca-Cola, no importa, la misma empresa, creará Fanta como alternativa. 

No es, como dice el documental que las corporaciones tengan una gran tolerancia con regímenes opresivos, es que la política, simplemente, no les interesa. De hecho, contrariamente a lo que se dice en el documental, las corporaciones encontraron en los fascismos a su gran enemigo: en efecto, los fascismos, en tanto que nacionalismos, miraban mal la intervención de capitales extranjeros en su propio país. Lo que el documental silencia –o lo que sus guionistas no han advertido- es que cuanto más débil es el Estado, más fuerte es la presencia de corporaciones. El neo-liberalismo es hijo directo de este concepto. No se pueden comparar las dictaduras militares de los años 60 y 70 –que carecían de políticas económicas y que tenían lugar en países en vías en desarrollo-, con los regímenes fascistas que contaban con un amplio respaldo popular en países desarrollados. 


Algo falla, pues, en esta última parte que, para como, es eurocéntrica: lo que es bueno para Europa y se conocía desde la democracia ateniense, no es, necesariamente bueno en otras partes del mundo.

El documental termina con el mismo mensaje que habitualmente encontramos en los documentales de Moore: “Aun se puede hacer algo”… Otro tema también discutible. El propio Moore aparece entrevistado en varias ocasiones y en este último tramo del documental explica porqué las corporaciones entran al trapo con sus documentales, se los producen, se los distribuyen y se los publicitan: simplemente, no creen que sirvan para gran cosa. El “Aún se puede hacer algo” es una forma de corrección política que no aporta gran luz a los problemas de fondo.

VALORACION Y RECOMENDACIONES

Documentales de este tipo, con tres horas de duración, forzosamente tiene que ser desigual. Las dos primeras partes son, desde luego, mucho más brillantes que la tercera. Por otra parte, existen muchas reiteraciones y, concretamente, el formato hubiera podido abreviarse como mínimo un tercio del metraje. Lo que ha generado el exceso de metraje ha sido una consecuencia de la intención didáctica de los promotores: simplemente, han querido que quedaran claros algunos elementos, mediante la reiteración, técnica que puede resultar molesta para espectadores que conocen el tema.

Con todas las críticas que se puedan encontrar, éste documental es fundamental para entender lo que constituye la “célula base” del capitalismo moderno. No estamos en desacuerdo con ninguna de las tesis presentadas en este documental, lo que creemos es que podría haberse comprimido y concentrado. Por lo demás, si usted quiere estar bien informado sobre lo que es una empresa moderna, sin duda este documental le pondrá en la buena pista.

No creo que guste a los que han pasado por escuelas de comercio, facultades de económicas y decoren sus paredes con títulos de masters en dirección de empresas, pero conviene que lo vean porque servir al diablo entraña ciertos riesgos. Gustará mucho más a quienes aspiran a entender los mecanismos de la modernidad y a los decepcionados con el actual sistema de producción-consumo.



FICHA:

Título original: The Corporation
Título en España: Corporaciones ¿instituciones o psicópatas?
Duración episodio: 170 minutos
Año: 2003
Temática
Género: Documental
Subgénero: Político y Social
Director: Jennifer Abbott, Mark Achbar, Joel Balkan
Temática: Denuncia del papel de las corporaciones y asimilación de su lógica con la de los psicópatas. En la segunda parte se alude especialmente a la publicidad y en la tercera a la indiferencia de las corporaciones hacia los sistemas políticos. 
Lo mejor: la primera parte .
Lo peor: excesivamente largo y retierativo.
Puntuación: 7
Trailer en inglés: https://youtu.be/giE_oJYZZfU
Documental completo en castellano: https://youtu.be/Bkr-paaAYJ8

¿Cómo verlo?: Puede verse en el enlace indicado.

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