domingo, 30 de noviembre de 2025

Eternity de David Freyne con Kelly Clemencia

 

Ficha técnica

  • Título: Eternity
  • Director: David Freyne
  • Año: 2025
  • País: EEUU
  • Género: Drama fantástico / Identidad / Existencialismo
  • Guion: David Freyne
  • Reparto: Elizabeth Olsen, Miles Teller y Callum Turner
  • Duración: 112 min.

Sinopsis

En un más allá donde las almas disponen de solo una semana para elegir dónde pasarán la eternidad, Joan (Elizabeth Olsen) se encuentra en una encrucijada tan poética como cruel: decidir entre el hombre con el que ha compartido su vida (Miles Teller) y su primer amor (Callum Turner), que murió joven y ha pasado décadas esperándola. En este limbo emocional, los recuerdos se convierten en territorio resbaladizo y la eternidad, lejos de ser un premio, se parece más a una elección imposible.


Anécdotas y curiosidades

Un proyecto muy distinto al anterior de David Freyne

Aunque Freyne venía del cine de género (The Cured, Dating Amber), Eternity supone un giro hacia un melodrama fantástico más luminoso y emocional. En entrevistas ha comentado que quería explorar “la pena amorosa en un espacio metafísico”, alejándose de su tono habitual.

Elizabeth Olsen aceptó el papel por la dimensión emocional del conflicto

Olsen declaró que le atrajo el desafío de interpretar a una mujer dividida entre dos vidas afectivas completas, pero en un entorno no realista. Le interesaba la mezcla entre intimismo y fantasía trascendental.

La película se rodó en localizaciones naturales y sets minimalistas

Para representar el “más allá”, Freyne optó por una estética limpia, casi terapéutica: naturaleza abierta, estructuras blancas, habitaciones sin tiempo. La intención era evitar el cliché del cielo etéreo y crear un lugar que funcionara como metáfora psicológica, no religiosa.

Callum Turner habló del reto de interpretar a un amor “congelado en el tiempo”

Su personaje vive en una especie de limbo emocional donde no ha pasado el tiempo. Turner comentó que lo más difícil era “no evolucionar como actor dentro de una historia que sí evoluciona”. Algo poco habitual.

Miles Teller aporta el contrapunto terrenal

Su personaje representa la vida real: convivencia, decisiones, renuncias y madurez. Freyne destacó que Teller aportó una vulnerabilidad muy distinta a sus papeles más enérgicos.

La estética está influida por el duelo y la idealización

Freyne consultó a psicólogos especializados en pérdida para construir el comportamiento de Joan entre recuerdos idealizados y vínculos reales. El limbo visual está inspirado en la forma en que la memoria borra bordes y suaviza contornos.

El final fue el aspecto más reescrito del guion

La intención del director era evitar un desenlace “para complacer al público”. Hubo varias versiones más explícitas, pero finalmente se optó por un cierre emocionalmente claro, pero narrativamente abierto.

El triángulo amoroso funciona como metáfora generacional

Freyne ha explicado que no es un triángulo amoroso clásico: representa la elección entre lo que fue, lo que es y lo que uno cree que pudo haber sido. Un conflicto muy universal, aunque se presente en clave fantástica.

Escenas clave

La llegada de Joan al “vestíbulo de la eternidad”
Un espacio blanco, silencioso, sin tiempo. Joan despierta, desorientada, mientras un guía sonríe con una calma sospechosa. De fondo, se escucha la frase que lo cambia todo: «Tienes una semana».

El reencuentro con su primer amor
Callum Turner aparece tal como ella lo recuerda en su juventud. La escena juega con un romanticismo doloroso: él ha estado esperándola durante décadas, pero ni un minuto ha pasado para él.

La conversación con su marido en la “sala de recuerdos”
Aquí la película pulsa donde duele. La relación de toda una vida se condensa en flashes de convivencia: risas, discusiones, cuidados, frustraciones… Joan comprende que la eternidad no es nostalgia sino consecuencia.

El paseo por el “bosque de las posibilidades”
Una secuencia visualmente potente: dos caminos, uno hacia el pasado idealizado, otro hacia el amor maduro que ya no puede evolucionar. Una metáfora clara pero emotiva sobre crecer, decidir y asumir.

La elección final
Joan formula su decisión en un susurro. La cámara no muestra a quién elige; muestra su rostro. Y ahí está el verdadero desenlace: aceptar que la eternidad siempre exige un sacrificio.


OPINIÓN Eternity (David Freyre)

Eternity es una película que te dice: “Pasa, siéntate, vamos a hablar de amor, pero también de muerte, memoria, culpa y eso tan práctico que se llama elegir cuando no quieres elegir”. David Freyne transforma el más allá en un limbo emocional donde las decisiones pesan más que las alas.

Elizabeth Olsen sostiene la película con una contención que hiere: es la mujer que llega al “centro de atención al cliente” del más allá y descubre que la eternidad no es una nube mullida sino un formulario emocional con fecha límite. Frente a ella, Miles Teller representa el amor cotidiano, ese que se construye con cafés tibios y discusiones tontas, mientras Callum Turner encarna el fantasma perfecto: el amor que murió joven y, por eso mismo, nunca se desgastó.

La película te obliga a reconocer una verdad incómoda: cuando idealizas el pasado, siempre gana el que se fue antes. Lo otro, lo real, siempre está lleno de migas, arrugas y contradicciones. Lo esencial está justo ahí: Eternity no va de elegir entre dos hombres, sino entre dos versiones de una misma persona, la que fuiste cuando amabas sin consecuencias y la que eres cuando has vivido lo suficiente para entender lo que cuestan los afectos.

Freyne no busca épica ni lágrimas a lo Hollywood; busca ese punto exacto donde el amor y la responsabilidad se tropiezan. Y ahí, entre la memoria que engaña y el futuro que ya no existe, Joan descubre que la eternidad es menos un premio que una honestidad radical.

Una historia dulce, melancólica y lo bastante cruel como para recordarte que el amor no se mide en años, sino en decisiones.







Kelly Clemencia 

Instagram: @kellyclemencia

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