1. "Espera un momento que acabe la película de la tele". En estos casos, la película, con anuncios y todo, puede prolongarse entre tres horas y media y cuatro. En estos casos hay que apurar incluso los créditos. Cuando terminan lo más probable es que el partener o... se haya quedado frito o se haya marcado una !piiiiiiii! autosatisfacciente. Tranquilas, al día siguiente no nos guardará rencor.
2. "Huy, es que con la gimnasia de ayer estoy como sin fuerzas". Esto si vamos al gimnasio, si no vamos, basta con sustituir esto por "es que ayer con el paseo que nos dimos quede baldada". Lo esencial es que el amantísimo marido entienda que no tenemos fuerza ni para gemir y que se lo va a hacer con un pedazo de madera inerte. Suelen desistir y buscar autosatisfacción. Es buena política no tirarles las revistas porno... ni borrarles los jpg... ni los mpeg guarros del ordenador... ellos necesitan inspiración.
3. "Me ha sentado mal la cena, estoy como pesada y con ganas de vomitar". Esta excusa sustituye a aquella otra tan desprestigiada de la jaqueca. Es fundamental que se añada la posibilidad de potar en pleno acto. La mera posibilidad de que esto ocurra hace que al marido no se le vuelva a empinar en toda la noche. Habitualmente, en estos casos, prefiere una tila y ni siquiera busca autosatisfacción.
4. "Es que mañana me tengo que levantar pronto". Es una excusa subliminal en la que el marido entiende que es tan genial que te deja desmadejada y necesitas recuperarte. Eso refuerza en su virilidad a las pobres criaturas. Cuando apagan la luz y se refugian en su lado de la cama el pensamiento que les acompaña es "Si es que estoy hecho un tronchamozas"... cuesta tan poco hacerles felices.
5. "Mejor mañana que tendremos más tiempo y estaremos solos". Al día siguiente, sin duda, hay que programar alguna otra actividad o invitar a esos amigos pelmazos que nunca se sabe donde encajan. También tiene su aspecto subliminal. En la casa están los niños, la suegra, un primo, acaso dos. Darles esta excusa les da la sensación de que les vamos a preparar una orgía de coje y pan y moja, en donde se lo van a hacer sobre la mesa de la cocina, en el jardín o en la zona más morbosa del trastero. Y ni chistan.
2. "Huy, es que con la gimnasia de ayer estoy como sin fuerzas". Esto si vamos al gimnasio, si no vamos, basta con sustituir esto por "es que ayer con el paseo que nos dimos quede baldada". Lo esencial es que el amantísimo marido entienda que no tenemos fuerza ni para gemir y que se lo va a hacer con un pedazo de madera inerte. Suelen desistir y buscar autosatisfacción. Es buena política no tirarles las revistas porno... ni borrarles los jpg... ni los mpeg guarros del ordenador... ellos necesitan inspiración.
3. "Me ha sentado mal la cena, estoy como pesada y con ganas de vomitar". Esta excusa sustituye a aquella otra tan desprestigiada de la jaqueca. Es fundamental que se añada la posibilidad de potar en pleno acto. La mera posibilidad de que esto ocurra hace que al marido no se le vuelva a empinar en toda la noche. Habitualmente, en estos casos, prefiere una tila y ni siquiera busca autosatisfacción.
4. "Es que mañana me tengo que levantar pronto". Es una excusa subliminal en la que el marido entiende que es tan genial que te deja desmadejada y necesitas recuperarte. Eso refuerza en su virilidad a las pobres criaturas. Cuando apagan la luz y se refugian en su lado de la cama el pensamiento que les acompaña es "Si es que estoy hecho un tronchamozas"... cuesta tan poco hacerles felices.
5. "Mejor mañana que tendremos más tiempo y estaremos solos". Al día siguiente, sin duda, hay que programar alguna otra actividad o invitar a esos amigos pelmazos que nunca se sabe donde encajan. También tiene su aspecto subliminal. En la casa están los niños, la suegra, un primo, acaso dos. Darles esta excusa les da la sensación de que les vamos a preparar una orgía de coje y pan y moja, en donde se lo van a hacer sobre la mesa de la cocina, en el jardín o en la zona más morbosa del trastero. Y ni chistan.
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