En que consiste... pues nada menos que convertir a la célula en un caracol con su mochila. Y os estareis preguntando... ¿que lleva? munn... fármacos hasta el punto exacto del organismo que los necesita.
Célula inmune con su carga de medicamentos, en verde. (Foto: MIT)
Son microscópicas bolsas que se han cargado de nanopartículas magnéticas. De este modo, sus movimientos pueden ser manipulados con imanes, lo que permite llevar su equipaje de medicamentos o elementos de proyección de imágenes a una parte muy concreta del organismo.
Es decir, pueden ayudar a diagnosticar tumores e incluso a llevar los agentes de la quimioterapia a una célula afectada por el cáncer, sin intervenir en todo el cuerpo.
La mochila celular tiene tres capas de polímeros: una que se adhiere a la célula, la capa media que tiene la carga útil y la superior que sirve de envoltorio. Bajando la temperatura se consigue que las células floten alrededor con su nueva carga. "El resto de la célula no se toca e interactúa con el medio ambiente de forma normal", ha asegurado Albert Swiston, primer firmante de este trabajo.
Parece ser que de momento los polímeros son, como diría yo... un poco tóxicos. Dado esto, los científicos tienen que perfeccionar este escollo o handicap.
No hay comentarios:
Publicar un comentario