1. Historias para no dormir. Fue la serie por excelencia de la TVE, entonces balbuciente y en la que figuran algunos de los mejores episodios que haya filmado serie alguna en nuestro país. La mayoría de episodios estaban inspirados en las obras de Edgar Alan Poe y otros en magistrales argumentos de Chicho Ibáñez Serrador (La Cabina, los Bolbos, el Asfalto). Era una seria casi familiar: el actor más habitual era Narciso Ibáñez Menta, uno de los "grandes" de la época, papá del director. En emule se encuentran algunos episodios.
2. El túnel del tiempo. Serie absurda en la que la serie empezaba con los protagonistas volando sobre un limbo ficticio y arrojados como paquetes de SEUR a cualquier momento de la historia y terminaba justo de la misma manera. Duró dos temporadas a la vista de que se habian agotado todos los siglos de la historia. El primer episodio, sin duda el mejor, termina por carambolo con los protagonistas arrojados como bultos a la cubierta del Titanic, horas antes del choque con el iceberg. La serie estaba inspirada Casandra, personaje mitológico dotado por los dioses del donde la videncia pero castigado con que nadie creyera sus profecías.
3. Los vengadores. Serie propia de los años 60. Si alguien quiere idealizar aquella década -que tampoco fue ninguna ganga- que mire esa serie (mucho mejor que el remake protagonizado por Robert Finness treinta años después). La serie tuvo tanto impacto que los servicios de inteligencia españoles de la época adoptaron los nombres utilizados en la serie: "Madre" era el coronel San Martín jefe del SEDEC, "la casa Madre" era la sede de la institución en el Pº de la Castellana. Patrick McNee, un inglés con pedigree estaba maravillosamente secundado por "Enma Peel", esto es Diana Ross.
4.- Los intocables. Con Robert Stack como Elliot Ness. Duró varias temporadas y el malo entre los malos era Frank Nitty... que en realidad fue un matoncillo de barrio. Los episodios eran bastante variados unos en relación a otros. La música inconfundible y el nivel comparable con el del remake que se filmó treinta años después para pantalla grande.
5. Perry Mason. Con Raymond Burr haciendo de abogado. No se le escapaba un caso. De hecho cuando defendía a alguien ya sabíamos por anticipado que era inocente. Hacía lo que ningún abogado ha conseguido hacer jamás: desenmascarar al asesino durante el juicio. Es más, se podía deducir que el asesino no sería desenmascarado hasta el minuto 43 del episodio.
2. El túnel del tiempo. Serie absurda en la que la serie empezaba con los protagonistas volando sobre un limbo ficticio y arrojados como paquetes de SEUR a cualquier momento de la historia y terminaba justo de la misma manera. Duró dos temporadas a la vista de que se habian agotado todos los siglos de la historia. El primer episodio, sin duda el mejor, termina por carambolo con los protagonistas arrojados como bultos a la cubierta del Titanic, horas antes del choque con el iceberg. La serie estaba inspirada Casandra, personaje mitológico dotado por los dioses del donde la videncia pero castigado con que nadie creyera sus profecías.
3. Los vengadores. Serie propia de los años 60. Si alguien quiere idealizar aquella década -que tampoco fue ninguna ganga- que mire esa serie (mucho mejor que el remake protagonizado por Robert Finness treinta años después). La serie tuvo tanto impacto que los servicios de inteligencia españoles de la época adoptaron los nombres utilizados en la serie: "Madre" era el coronel San Martín jefe del SEDEC, "la casa Madre" era la sede de la institución en el Pº de la Castellana. Patrick McNee, un inglés con pedigree estaba maravillosamente secundado por "Enma Peel", esto es Diana Ross.
4.- Los intocables. Con Robert Stack como Elliot Ness. Duró varias temporadas y el malo entre los malos era Frank Nitty... que en realidad fue un matoncillo de barrio. Los episodios eran bastante variados unos en relación a otros. La música inconfundible y el nivel comparable con el del remake que se filmó treinta años después para pantalla grande.
5. Perry Mason. Con Raymond Burr haciendo de abogado. No se le escapaba un caso. De hecho cuando defendía a alguien ya sabíamos por anticipado que era inocente. Hacía lo que ningún abogado ha conseguido hacer jamás: desenmascarar al asesino durante el juicio. Es más, se podía deducir que el asesino no sería desenmascarado hasta el minuto 43 del episodio.
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