lunes, 2 de enero de 2017

Tokyo Trial: vencedores juzgando a vencidos


El llamado “Juicio de Tokio” en el que fueron encausados 25 altos responsables de la política y de las fuerzas armadas del Japón entre 1936 y 1945 se prolongó durante casi mil días y supuso, en la práctica, el último episodio de la Segunda Guerra Mundial. Esta miniserie en cuatro episodios narra este suceso desde el punto de vista de los jueces que participaron y en especial del juez holandés. La miniserie combina filmaciones documentales del proceso con dramatizaciones y resulta polémica en varios sentidos.

UNA MINISERIE DE CONTENIDO HISTÓRICO

Los llamados “juicios de Nuremberg” realizados por los vencedores de la Segunda Guerra Mundial sobre los máximos dirigentes del Tercer Reich han sido objeto de varias películas de la que, sin duda, la más conocida fue Vencedores o vencidos (1961) y no tanto por su calidad como por el brillante elenco de participantes: Burt Lancaster, Maximilian Schell, Spencer Tracy, Richard Widmark, Marlene Dietrich, etc. Sin embargo, cuando el Japón se rindió, el llamado “juicio de Tokyo” no suscitó la misma expectación, por tanto, es de alabar que una miniserie sobre este tema, realizada escrupulosamente, sea proyectada desde el 16 de diciembre de 2016 en la plataforma Netflix.



Se trata de una miniserie que dura lo justo (más hubiera sido tedioso y menos imposible de condensar los tres años de actividad en los que se prolongó el Tribunal Militar Internacional para el Lejano Oriente, tal como se llamó a la institución encargada de juzgar a los responsables de la política japonesa entre 1936 y 1945), muy bien interpretada y con un montaje excepcional en el que se introduce un material histórico filmado durante el proceso y habitualmente desconocido.

En este tipo de productos, equidistantes entre el documental dramatizado y la película de pretensiones históricas, es difícil mantener durante mucho tiempo la atención el público, de ahí que el guión haya introducido algunos elementos “oportunistas” (la relación entre el juez holandés y la pianista alemana residente en Tokyo) o el nexo con la actualidad que se sugiere entre la conclusión de este juicio y la formación del Tribunal Penal Internacional de la Haya que solamente apareció en 1998, es decir, medio siglo después.

¿PUEDEN JUZGAR LOS VENCEDORES A LOS VENCIDOS?

Los procesos de Núremberg y de Tokyo inauguraron una nueva fase del derecho penal internacional: se juzgó a los acusados por tipos delictivos que no existían cuando se produjeron los hechos. Esta es, sin duda, la mayor objeción jurídica que puede reprochare a este tipo de procesos. La segunda es que, nunca antes en la historia se habían producido procesos similares: cuando Napoleón es derrotado por una coalición internacional, los vencedores no escenifican un proceso para legitimar su envío a la isla de Elba o a Santa Elena. Simplemente, lo envían.


Resulta bastante quimérico que los vencedores de un conflicto puedan juzgar con objetividad a los vencidos y no haya en su acción ciertas dosis de espíritu de venganza. Eso fue lo que ocurrió en Tokio en 1946–1948 y lo que ha vuelto a ocurrir regularmente con lo que esta serie presenta como avatar del Tribunal Militar Internacional para el Lejano Oriente, el Tribunal Penal Internacional: en efecto, ésta institución nunca ha juzgado a militares norteamericanos por los crímenes cometidos en Irak, Vietnam, Afganistán, o por invasiones poco o nada justificadas… pero sí, en cambio, se han juzgado a los enemigos de los EEUU (especialmente procedentes de la antigua Yugoslavia) o bien a responsables de masacres extremas en África (continente que, en gran media, permanece fuera de la historia). 

Precisamente el “proceso de Tokio” ha merecido críticas por el “unilateralismo” el que hizo gala: solamente se juzgaron a los responsables políticos y militares el Japón, pero no a los que tomaron la decisión de lanzar las bombas de Hiroshima y Nagasaki solamente para mostrar su poder y cuando ya era completamente innecesario porque la guerra estaba prácticamente concluida, se acusó a los responsables militares de Japón de haber encerrado a los soldados aliados en campos de concentración pero no de que en EEUU los japoneses con pasaporte norteamericano fueran desposeídos de sus bienes y encerrados en campos similares sin que pesaran acusaciones concretas contra ellos, o que el principal responsable japonés, el emperador Hirohito no fuera juzgado y, por supuesto, para concluir, que fueran los jueces norteamericanos los que dirigieran prácticamente el proceso e impusieran sus criterios… elemento que no recoge la miniserie, pero que sí está presente en cualquier libro y artículo de historia sobre el “proceso de Tokio”.


DOS ELEMENTOS AUSENTES EN “TOKYO TRIAL”

Pero, sin duda, el elemento más polémico de aquella “farsa jurídica” fue el ataque a Pearl Harbour. En efecto, desde finales de los años 60 se sabe que el Japón fue sometido a presiones insoportables ante las cuales podía reaccionar (atacando) o bien debía aceptar (pasando a tener un estatus similar a una colonia). Y Japón reaccionó atacando la base americana de Pearl Harbour y causando 3.000 muertos: ataque que no fue, en absoluto sorpresa, sino que, tras ser inducido, se esperaba desde hacía meses. Y todo esto para que el gobierno de los EEUU pudiera ofrecer a su población (fundamentalmente aislacionista y quien iba a poner los muertos) un “casus belli” para entrar en guerra contra Alemania (verdadero competidor de los EEUU en los mercados anglosajones en Europa). Así –vale la pena no olvidarlo– los EEUU salieron de la crisis económica de 1929 de la que no habían conseguido recuperarse con el New Deal de Roosevelt.

Este elemento está completamente ausente de la miniserie. Sin embargo, otro, igualmente polémico, si aparece: el lema con el que Japón se lanzó a la guerra fue “Asia para los asiáticos”. Japón no dudó en plantear el conflicto como una lucha de liberación nacional de los pueblos asiáticos contra el colonialismo occidental y apoyar a los movimientos anticolonialistas que habían surgido en Asia. El problema vino porque en el tribunal aliado de Tokyo estaban incluidos jueces de tres países que habían sufrido y estaban sufriendo ese colonialismo: India, Filipinas y China, a los que les costaba aceptar los argumentos del colonialismo occidental –que, por lo demás, eran los utilizados por el resto de jueces– a saber: que “su” colonialismo no era tal porque era civilizador, mientras que los japoneses habían traído de nuevo la “barbarie”. Los conflictos y argumentos del juez hindú, en particular, son mostrados en la miniserie con claridad suficiente como para que el espectador se haga una idea de que jurídicamente aquel proceso fue más que cuestionable.

El otro elemento ausente es que no se explica el por qué los japoneses desencadenaron algunas masacres como la llamada “matanza de Nankín” cuando los japoneses ocuparon una parte de China. En efecto, la masacre fue la respuesta al hostigamiento llevado a cabo por soldados chinos, con ropas civiles, cuando los japoneses habían ocupado la ciudad. Tampoco se explica el porqué no se examinaron los acontecimientos que habían tenido lugar en Corea durante la guerra y no se insiste en que todo lo que se trató sobre China en el proceso fue superficial y prácticamente quedó en el aire: al tribunal solamente parecía interesar que Japón había emprendido una “guerra ofensiva” en particular contra el Impero Británico y los EEUU. El resto era completamente secundario.


VALORACIÓN Y RECOMENDACIONES

Setenta años parecen muchos –con lo que ha llovido– para que a la hora de abordar una miniserie de este tipo existan todavía limitaciones y contorneos a los problemas históricos centrales. Se diría que la “propaganda de guerra” muestra todavía un peso remanente. De hecho, los procesos y tal como los llevó el general MacArthur (jefe de las tropas americanas de ocupación y el verdadero artífice del “proceso de Tokio” y de su sentencia) no fueron el primer acto de la paz, sino el último de la guerra: tras Hiroshima, la venganza. 

Pero, junto a los “olvidos” que la serie contornea o evitar tratar, aparece reflejado lo esencial: la falta de criterios jurídicos objetivos para celebrar aquel proceso. Obviamente, este hecho se apunta, al igual que se insiste en las divisiones entre los jueces, los distintos puntos de vista, los votos particulares en la sentencia, el hecho de que un bloque de jueces gravitando en torno a los representantes anglosajones, redactaran el fallo de espaldas al presidente del tribunal y que el texto ni siquiera se mostrara a los jueces hindúes y holandés… todo ello, unido, evidencia cierta voluntad de objetividad en la trama, superior a la que habían mostrado películas y documentales anteriores sobre este episodio, pero también evidencia que quedan algunos tramos por recorrer en esa dirección.

La serie está muy bien interpretada por actores veteranos, dotada de un montaje excepcional y logra interesar al espectador. Se puede recomendar a un público dotado con capacidad crítica y que tiene interés en temáticas históricas, que percibirá pronto lo que falta en la serie y los planteamientos en los que acierta. Sería difícil resumen en tres horas lo que contenían los 49.000 folios del sumario acumulados en los 1.000 días que duró el proceso. Puede satisfacer a los seguidores del género histórico y a los consumidores habituales de documentales sobre la Segunda Guerra Mundial.  Si busca argumentos trepidantes o sentimentales, descártela.


Ficha

Título original: Tokyo Trial.
Título en España: Tokyo Trial.
Temporadas: 1 (4 episodios)
Duración episodio: 40 minutos.
Año: 2014–201.
Temática: Histórica
Subgénero: Crímenes de guerra – Drama jurídico
Tema: Crónica sobre las discusiones y dilemas morales que se produjeron entre los once miembros del tribunal dedicado a juzgar a los responsables del Japón durante la Segunda Guerra Mundial.
Actores: Paul Freeman, Serge Hazanavicius, Stacy Keach (narrador), Hadewych Minis, Irrafan Khan, Jonathan Hye, Kestius Stasys Jakstas, Marcel Hensuma, Michael Ironside, Stephen McHattie.
Lo mejor: la combinación de documental y dramatización.
Lo peor: que se eluden los aspectos más problemáticos del juicio.
Puntuación: 7
Trailer (en inglés): https://youtu.be/XmotKLB2eCQ
¿Cómo verla?: Se emite en Netflix



1 comentario:

carlos casalas viera dijo...

He visto la serie. Es buena y se sigue con atención. Se pudo profundizar en el contexto político internacional y la cuestión de castigar al ya vencido. Lo mismo en los aspectos jurídicos del prinipio de legalidad y la justicia. La jurisdicción, la integración del Tribunal, la competencia, los principios del derecho penal y de los Derechos Humanos en los aspectos susntaciales. La serie invita a la reflexión y al debate de ideas. Con calidad y excelentes actuaciones.