martes, 26 de enero de 2016

9. Costa Rica: Playa Guiones en la Península de Nicoya


La Peninsula de Guanacaste o Nicoya la recomiendo con mucho entusiasmo por que es una de las zonas dónde mejor me he sentido físicamente... sin pretenderlo, sin esperar nada. 

Nuestro viaje fue llegar a Playa Guiones, kilómetros de playa que te invitan, levantando la mirada, a llegar a Ostional, por poner un ejemplo. Dónde las tortugas anidan sus huevos.  

También es verdad que estar en la frontera con el mar, es una de las constantes de mi vida. Estar en el límite de la arena con el agua, viendo el continuo oleaje de Pacífico, es todo un espectáculo. Las nubes de nano-partículas de Iones Negativos que vuelen desde la orilla hasta la extensa vegetación de la selva consiguen que las hormonas de los humanos llamadas endorfinas nos llenen de felicidad.

Es estar en una zona terapéutica. Depurativa, sin necesidad de mirar el reloj porque te guías por tu estómago y por la luz del Sol. Agua, mucha agua cuando el efecto del Niño no hace estragos en la zona. Lluvias y truenos impresionantes. Algún temblor. Aquí los terremotos se llaman temblores cuando no superan los movimientos apocalípticos. 

Google lo tiene todo, de modo que encontrarás la más amplia y extensa información sobre los habitantes de Nicoya su edad, en que emplean el tiempo, las motivaciones diarias de trabajo, amistad, amor y porque no, sexo. Sobre todo porque los varones son más longevos. Dado lo cual, mujeres, solteras o viudas con más de 65 o 70 años siguen encontrando amigos, enamorándose y haciendo el amor. 

De modo que la suma entre la genética, el estilo de vida y sus hábitos cotidianos hacen del lugar realmente terapéutico. Científicos de todo el mundo viajan a estos lugares para explorar los secretos de bienestar que practican los más ancianos del lugar.

La filosofía de vida del habitante que tiene su casita y terreno, es que sólo se recoge aquella fruta que ha caído del árbol, intensos y aromáticos árboles frutales en medio de la selva. Nunca antes. Es el punto ideal de la fruta. Y sólo se come la que recoges. Se practica el tiempo de espera y la austeridad de la medida. Hay que tomarse la vida según los tiempos del universo de la naturaleza. Hay gente que tiene un huerto más o menos ordenado y otra personas lo tienen instalado en el caos. Cada día es una aventura hacer la recolecta. En tu mano puedes llevar un machete para quitar las plantas más frondosas y abrirte paso. 

Tener un plan y un propósito cada mañana de acuerdo a lo que se es y lo que se posee, hace que el entusiasmo se asome a las pupilas de la gente como el Sol en el horizonte. 

La anécdota más curiosa que hemos vivido es estar en el porche de la casa sin ninguna luz. Ver la oscuridad a eso de la 5 de la tarde y cerrarse la noche como si fueran las 23h. En ese momento y pidiendo a la vista que se acostumbre, se distinguen pequeños destellos luminosos en el jardín que vuelan a ras de suelo. Poco a poco el baile que se descubre ante nosotros es espectacular porque aparecen más y más luciérnagas. Simplemente maravilloso. El tema es que la sorpresa no acaba aquí. Cuando por fin decidimos dormir, seguramente serían las 8 de la noche... no ocurrió de forma repentina agotados por la jornada de los 10 ó 15 kilómetros empleados en caminar por la playa de Guiones y Garza, sino tuvimos un espectáculo de lujo. Ya puestos en posición horizontal en la cama con la luz apagada empezaron las luciérnagas a revolotear por encima de nuestros cuerpos. Tuvo mucha gracia cuando conectamos el móvil por si conseguíamos hacer una foto. Las luciérnagas volaban en picado como si el móvil fuera una mega-macho-luciérnaga a punto de luchar contra otros machos luciérnagas para seducir a todas las hembras con su potente bioluminiscencia. En fin unos bichitos fascinantes. Que de día son unos simples escarabajos, que cualquiera que le dieran miedo, aplastaría pero que yo los ignoro por completo por su apariencia insustancial. ¿Y si a los humanos nos colocaran esas propiedades que tienen las luciérnagas?

Ante todo no quiero engañar a nadie pero "el Paraíso no existe". A quien le moleste que la ropa no se seque por la humedad, está apañado. Quien no sepa estar con una conexión a Internet fluida, ni te cuento. Si le molesta estar bañado en sudor, pegándose a la piel la ropa, con un sol demoledor, no es su lugar. Si los mosquitos disfrutan con su sangre, que le voy a contar. Si las conversaciones inquietantes de los monos Congos le asustan, o ven como les observan desde cualquier ventana o las salamandras se paseen por el dormitorio, es un todo un problema. La verdad acordándome de los Congos, tengo una anécdota. La realidad es que ellos estaban libres y nosotros estábamos enjaulados en la casa... si todas las ventanas tienen rejas y filtros anti-mosquitos, de modo que un día que salí de la ducha desnuda porque ya me había secado, empezaron a bramar los Congos tanto, tan fuerte y tan inquietante, que enseguida me vestí porque lograron asustarme. 

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