Película alemana en la que, una vez más, Bruno
Ganz, realiza una lección de interpretación y abre el camino por el que
discurren las actuaciones de otros actores menos conocidos pero que ejercen con
la misma brillantez. Podría ser considerada como la “versión seria” de Good Bye Lenin (2003). En cualquier caso
tiene un encuadre similar en la trama, aunque un desarrollo completamente
divergente.
Ganz interpreta a un anciano militante
comunista que tuvo que exiliarse durante el Tercer Reich y que siempre mantuvo
su esperanza y su fe en el comunismo más ortodoxo que fuera capaz de concebirse
en el interior del Kremlim. Estamos en el otoño de 1989. Hay alegría en la
familia porque el abuelo está por cumplir los 90 años, pero al mismo tiempo,
existe cierta tristeza porque en el ambiente planea el ocaso del régimen en la
República Democrática Alemana. De momento, incluso un nieto del probo militante
comunista, ha huido a Occidente atraído por los escaparates de consumo del
capitalismo. El alborozo por el aniversario no puede ocultar la preocupación y
las dudas por lo que puede ocurrir en los próximos meses.
El director Matt Geschonneck, hasta ahora, se
había dedicado únicamente a realizar series de televisión y Tv-movies. Esta es
su primera incursión en la gran pantalla (si exceptuamos una película que filmó
en 2010 y que pasó desapercibida, a pesar de ser una intriga interesante y
entretenida, Boxhagener Platz, en la
que también tocada la problemática del Berlín Este y de la Alemania comunista).
Lo que nos muestra Geschonneck es el ocaso del
comunismo, el valor del protagonista para afrontar los cambios y el que estos se produzcan en su 90
cumpleaños, lo que le permite realizar el balance de toda una vida. Hay también
algo de diálogo intergeneracional en la película.
Además de la muy brillante actuación de Bruno
Ganz, cabe destacar la de la actriz Yevgenia Dodina (una gran belleza de madre rusa
alcoholizada). O del mismo Alexander Fehling, del que la plataforma Filmin
ofrece una de sus interpretaciones en la serie Der
Fall Barschel-Fatal News.
Además de las actuaciones y de un guión
repleto de diálogos brillantes, la película tiene una fotografía magnífica y
consigue unos encuadres subyugantes que pueden evocar incluso determinados
cuadros de Velázquez, en concreto, Las Meninas, por la colocación (la criada no es olvidada por el director) y superposición de los personajes y la posibilidad de ver lo que ellos ven.
Una buena película, recomendable,
especialmente para nostálgicos del régimen comunista y para gentes de la
izquierda más tradicional, admiradores de la República Democrática Alemana,
pero también un espectáculo que puede hacer reflexionar y pensar a gentes con
otras simpatías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario