viernes, 4 de noviembre de 2016

Jim West, ¡torero, torero…!


En 1962 se proyectaba la primera película del ciclo James Bond inspirado en las novelas de Ian Fleming. El impacto estético que produjo Agente 007 contra el Doctor No fue extraordinario hasta el punto de que tres años después, cuando Gondfinger (1963) y Desde Rusia con amor  (1964), habían confirmado el éxito de la serie, aparecieron otros personajes, más o menos inspirados, en la figura del agente secreto: el agente 001 “Ken Stewart” que protagonizó Operación Jamaica (1965), el agente 003 “George Steele” de Operación Atlántida (1966), el agente 008, “Mac Donald” que tuvo su hora y media de fama con Operación Exterminio (1968), el agente “Nick Carter” interpretado por Eddi Constantine que protagonizó dos películas con más pena que gloria en 1964 y 1965 y así hasta llegar a  producciones de mucha más calidad como la serie protagonizada por Michael Caine, transformado en el “agente Harry Palmer” cuyo primer producto, Ipcress, se filmó en 1965. El fenómeno también contagió a la pequeña pantalla: El agente de CIPOL (1964-1968), Misión Imposible (1966-73), Los vengadores (1961-1969) y ya instalados en el registro cómico Superagente 86 (1965-1970)… No es raro que, rizando el rizo, y realizando una especie de híbrido contra natura entre El Virginiano (1962-1971) y 007, surgiera la idea de Jim West.



La serie que se estrenó en España con el nombre de su protagonista, inicialmente había sido producida por la CBS con el nombre de The Wild Wild West que más o menos quería decir “el salvaje del salvaje Oeste”, jugando con el apellido del protagonista y la referencia explícita a los Westerns (películas del Oeste) o del Far West (lejano Oeste). La película se diferenciaba de todo lo que se había visto hasta ese momento en televisión y su impacto en España se dejó sentir desde el primer episodio. En especial, el público femenino supo apreciar el físico del protagonista que, más que un cow-boy parecía un señorito andaluz con traje de gala y una chaqueta torera que mostraba unos cuartos traseros tan descarados como atractivos. Sin embargo, el personaje verdaderamente carismático de la serie era “Artemio Gordon”, compañero inseparable de West, el hombre de los mil rostros, maestro bricolageador de explosivos e ingenios imposibles en los EEUU posteriores a la Guerra de Secesión. 

El malvado (había muchos, pero siempre hay uno por antonomasia) era también diferente y poco convencional: lo que el coronel Morell o el profesor Moriarty eran respecto a Sherlock Holmes, lo era el “Doctor Miguelito Loveless”, para la pareja Jim West-Artemio Gordón. Era bajito y guasón. Sus planes, inevitablemente, salían mal, pero en cada episodio trataba de superarse y ser cada vez más despiadado. ¿Quién iba a pensar que un minúsculo enano pudiera aquilatar tanta potencia en tan poca altura? Y lo que es todavía más sorprendente: en los primeros episodios, el compañero de maldades de “Miguelito Loveless” (interpretado por Mihael Dunn), era el gigantón Richard Kiel, “Voltaire”, que luego interpretaría a “Jaws” en las películas de 007. 

Otro elemento esencial en la trama era el lujoso tren a través del cual los dos protagonistas se desplazaban allí donde se requerían sus servicios. West y Gordon eran dos agentes secretos al servicio del presidente de los EEUU Ulises S. Grant. Gozaban de los mismos privilegios que Flemming otorgó a su 007 y tenían cierta afición por utilizar las tecnologías de la época para sus “operaciones especiales”. Los 164 episodios de la serie evidencian una imaginación y una originalidad sin límites por parte del equipo de guionistas encabezado por Michel Garrisson. En este sentido, la serie contrasta con la película de largometraje filmada de 1999 con el mismo título y planteamiento, protagonizada por Will Smith y Kevin Klein que dejó fría a los espectadores (e incluso aburrió).


Jim West fue el actor de origen germano-polaco-británico Konrad Robert Falkowski, conocido en la escena como Robert Conrad. Era un tipo duro, de la quinta de 1935, boxeador, deportista consumado y nacido en Chicago. Primero actuó como cantante y luego lo contrató la Warner Bross por su físico. Pronto multiplicó sus interpretaciones como actor de reparto y fue ascendiendo en el escalafón hasta ser uno de los protagonistas de Intriga en Hawái (1959-1963)  que llegaría a España en la primera mitad de los sesenta. Se impuso en el casting para la novela sobre varios cientos de aspirantes. El más de un centenar de episodios le marcó profundamente. Tras la cancelación de la serie ya no se recuperaría: participó en otras series que tuvieron poco éxito.

Ross Martin, por su parte, de verdadero nombre Martin Rosenblatt, procedente de una familia de judíos polacos emigrados a EEUU, había estudiado economía y derecho y hablaba correctamente media docena de idiomas, entre ellos el castellano. Desde 1953 había ido multiplicando sus intervenciones en la pantalla grande y se le recuerda especialmente por su papel como malvado prusiano en La carrera del siglo (1965). Por entonces ya tenía una sólida preparación artística que se puso de manifiesto precisamente en Jim West. En la última temporada de la serie debió ser reemplazado a causa de sus problemas cardíacos. Falleció prematuramente en 1981 por esta causa. Se le recuerda también por su intervención en algunos episodios de Dimensión desconocida (1959-1964) y de Colombo (1968-1971).

Ambos protagonistas eran particularmente celosos de su trabajo. Ross Martin diseñaba las caracterizaciones que alteraban su rostro en cada episodio y Conrad efectuaba él mismo las escenas de acción sin el concurso de dobles. No era raro que tuviera varios accidentes que estuvieron a punto de costarle la vida. 

El destino de Michael Dunn que interpretaba al siniestro “Miguelito Loveless”, fue igualmente trágico. Con apenas 1,19 m, participó especialmente en las dos primeras temporadas de la serie, luego sus múltiples enfermedades óseas hicieron imposible que siguiera en activo. El alcoholismo en el que cayó a partir de ese momento hizo que su carrera fuera decayendo. Murió a los 38 años.
Particularmente notable es la banda sonora que inicialmente se encargó a Dimitri Tiomkin, el cual se limitó a hacer una balada country que no encajaba con el espíritu de la serie. Fue, finalmente Richard Markowit quien, finalmente, creo una música espectacular y extremadamente pegadiza. 

Los premios y las nominaciones acompañaron a la serie desde su primera temporada. Ross Martin consiguió la nominación al premio al Mejor Actor Principal en los Emmy de 1969. Agnes Moorehead, que participó en algunos episodios, había sido nominada dos años antes al premio a la mejor actriz de reparto y en 1966 también fue candidata en los Emmy  la Mejor Fotografía. TVE la emitió entre 1969 y 1972 con gran éxito de audiencia y comentarios habitualmente elogiosos. No era para menos. A pesar de que algunas escenas de acción y bastantes gadgets utilizados en la serie eran ingenuos e incluso excesivamente rudimentarios, los guiones surrealistas, la utilización permanente de recursos grangiñolescos y algunas peleas demasiado falsas, la serie cayó bien en el público que supo perdonar cualquiera de estas deficiencias. La serie fue cancelada por ser “excesivamente violenta” en un momento en el que los EEUU empezaban a sorprenderse por la criminalidad que se estaba apoderando de las calles. Hoy, cuando se la revisa en la distancia, aparece como una extraña muestra de imaginación sin límites, desenfado y acción trepidante como ha habido en pocos productos televisivos.

Serie de culto, reiteradamente visionada por sus fanáticos, sigue siendo hoy un producto entretenido, original y radicalmente diferente a cualquier otro que haya aparecido antes o después. Es un producto que gusta a los amantes del cine de acción, de las mezclas simbióticas de género, el cine kistch repleto de lujo y sofisticaciones exageradas y gratuitas. Los amantes del género de espías pueden reaccionar de muy diferente manera ante una serie que, en parte, ironiza sobre ese mismo género. Los que tengan más de 60 años y la hayan visto en directo, serán, seguramente los que más placer extraerán de visionarla cuarenta y cinco años  después de que la emitiera TVE. 


FICHA:

Título original: The Wild Wild West
Título en España: Jim West
Temporadas: 4 (104 episodios)
Duración episodio: 60 minutos
Año: 1965-1969
Temática: Western
Subgénero: Ciencia-ficción, espionaje, tragicomedia
Actores principales: Robert Conrad, Ross Martin, Michael Dunn, Dick Cangey, Red West, Whitey Hughes, etc.
Lo mejor: los disfraces de Artemio Gordon.
Lo peor: en ocasiones la imaginación de los guionistas era casi alucinógena.
Puntuación: 8

¿Cómo verlo?: Fueron emitidos por TVE. Están editados por 5DVD y se venden por temporadas. También puede verse en YouTube y bajarse a través de programas “peer to peer”.

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