miércoles, 26 de octubre de 2016

Operación Telemark, más o menos así fueron las cosas



Resumimos el tema de la miniserie: los científicos alemanes necesitan óxido de deuterio, “agua pesada”, para fabricar un reactor nuclear para moderar las reacciones nucleares en cadena. Era una forma de conseguir energía y fabricar la bomba atómica. El mando aliado de “operaciones especiales”, enterado del proyecto, se propuso interrumpir la producción de este producto fabricado en Noruega. A tal fin articularon cuatro operaciones: Operación Grouese (octubre de 1942) que fracasó, Operación Freshman (noviembre de 1942) con idéntico fin, Operación Gunnerside que logró interrumpir durante pocos días la producción; siguió un bombardeo norteamericano que destruyó más edificios del pueblo vecino que instalaciones y, finalmente, el ferry utilizado para enviar la producción fue hundido por saboteadores. La miniserie Operación Telemark describe con bastante fidelidad este conjunto de operaciones.




No es la primera vez que el cine se ha preocupado por este episodio de la Segunda Guerra Mundial. Cuando éramos muy jóvenes vimos la película Los héroes de Telemark (1965) protagonizada por Kirk Douglas. Apenas habían pasado 20 años desde el final de la Segunda Guerra Mundial y la película era de un maniqueísmo lacerante, comprensible por la época: buenos muy buenos contra malos malísimos. Para lograr sus objetivos, los comandos ingleses la lían parda con una ensalada de tiros interminable sobredosis de testosterona, explosiones y tiros a tutiplé y, para colmo, con el Douglas ligándose a todo lo que llevaba faldas. El propio director, Anthony Mann, abochornado por las inexactitudes históricas de su película, se creyó obligado a filmar un documental titulado Los verdaderos héroes de Telemark. La película, a pesar de lanzarse con un apoyo publicitario masivo, pasó desapercibida. También había pasado la temprana película franco–noruega Kampen om Tungtvannet (1948) a pesar de contar con la participación de algunos noruegos que habían participado en la operación y que se ajustaba bastante a la realidad.

Cuando se narran episodios de la Segunda Guerra Mundial parece todavía (setenta años después de concluida) que las sensibilidades sigan a flor de piel. Con demasiada (e inexplicable) frecuencia los protagonistas siguen teniendo rasgos maniqueos: o muy buenos o muy malos. De ahí que cuando un producto cinematográfico o televisivo se limita a narrar hechos históricos como lo que fueron –historia– sea de agradecer. En países como Noruega o Dinamarca, a pesar de haber sido invadidos por la Wehrmacht, la colaboración con los alemanes fue masiva, especialmente tras la invasión de la URSS (30.000 noruegos se alistaron voluntariamente junto a los alemanes). La resistencia en ambos países fue minúscula, siempre teledirigida desde Londres y orientada, no tanto a la liberación de estos países como a la obstaculización del esfuerzo bélico alemán. En este contexto hay que encuadrar los hechos narrados en Operación Telemark, bien conocidos en Noruega, pero de los que apenas se tiene noticia en otras latitudes.


Esta serie coincide en el tiempo con otra que trata un tema similar. En efecto, si el trasfondo de Operación Telemark es la producción de “agua pesada” para el proyecto atómico alemán, en los EEUU, la serie Manhattan (2014), que va por su segunda temporada, trata sobre el desarrollo del proyecto atómico norteamericano, también durante el mismo período histórico. La diferencia de calidad entre ambas series es notable. El rigor histórico de la producción noruega, contrasta con la serie norteamericana que apenas puede considerarse como una caricatura histórica. En cualquier caso, justo es reconocer, que todavía hoy se ignoran muchos particulares de ambos proyectos atómicos e incluso con cierta frecuencia se reaviva la discusión de hasta dónde llegaron los alemanes y si se conoce todo sobre el Proyecto Manhattan norteamericano. 

Las cinematografías nórdicas gozan de una salud envidiable, especialmente en lo que se refiere a su producción televisiva. A una perfección técnica, se une un cuerpo de actores sobrios capaces de moverse bien en dramas históricos, género negro o comedias, una escenografía ajustada a los hechos narrados, una dirección eficiente y una fotografía con tendencia a recrearse en los espacios naturales de aquellas latitudes. Si a esto unimos guiones que mantienen el interés del público, se entenderá porqué lo “producido en el Norte” es garantía de calidad televisiva. Esta serie responde a todas estas características; es, por tanto, una serie bien hecha, correcta en el tratamiento del tema, amena y que, además y como guinda, nos enseña (con la aproximación a que puede llegar el cine: si alguien quiere un tratamiento más riguroso del tema tiene una abundante literatura para conocer en detalle lo narrado en este serie) algo sobre la historia reciente de Europa. No sé qué más podríamos pedir a una miniserie.


Una de las figuras protagonistas del proyecto atómico alemán (que tiene un papel destacado en Operación Telemark) es el premio Nobel de Física Werner Heisenberg (interpretado por Chirstoph Bach). La figura de Heisenberg es controvertida y todavía hoy los historiadores no se han puesto de acuerdo en cuál fue su papel en el proyecto atómico alemán, ni siquiera hasta dónde llegó, ni cuáles eran sus objetivos. En la actualidad se barajan dos teorías: que los alemanes, por razones morales, no quisieron construir la bomba atómica y su proyecto tendía simplemente a fabricar energía atómica mediante un reactor, o bien que trataron de fabricar el ingenio nuclear con fines destructivos. 

Y aquí hay dos líneas de interpretación: que no lo lograron por poco, o que lo lograron y estos ingenios, por indecibles caminos, fueron utilizados en Hiroshima y Nagasaki tras la rendición alemana… El hecho de que parte de la documentación sobre esta temática permanezca en secreto o haya sido destruido es lo que permite formular este amplio abanico de posibilidades. Estas dudas históricas (el nombre de Heisenberg, por cierto, quedará unido a su “principio de incertidumbre” aplicable a la física atómica) planean sobre la película a poco que el espectador esté atento. Al igual que en el Proyecto Manhattan norteamericano existían varios equipos de científicos que trabajaban en distintos proyectos atómicos, en el proyecto alemán también estaban presentes distintas líneas de investigación (algo que queda reflejado en la miniserie). 


El éxito de Operación Telemark en Noruega fue inmediato. En realidad, los distintos episodios que rodearon los intentos de destruir la fábrica Norsk Hydro  de “agua pesada”, fueron protagonizados por noruegos evadidos a Inglaterra al ser ocupada por los alemanes. Es, pues, un tema de “orgullo nacional” y el protagonista indiscutible, la figura de Leif Tronstad (interpretado por Espen Klouman Høiner, actor cuyo mismo rostro refleja perfectamente el dramatismo de la guerra), científico y oficial de inteligencia que trabajó en Londres, así lo acredita. La serie mereció una audiencia de 1.259.000 espectadores en su estreno y el último episodio fue visto por un 64% de la audiencia noruega. Los costes totales ascendieron a 8,7 millones de euros que pronto se recuperaron y la serie está en estos momentos en fase de explotación fuera de Noruega. Las distintas plataformas regionales de Netflix la difunden en la actualidad. En todos los países en donde se ha emitido, las críticas han oscilado entre lo muy bueno y lo excelente. 

Gustará, sin duda, a los interesados por el cine bélico en general y sobre la Segunda Guerra Mundial en particular. Los que quieran penetrar en la historia de un episodio poco conocido de aquel conflicto tendrán la ocasión de familiarizarse con todas las claves del mismo. La miniserie es, sin duda, muy superior a la película de Anthony Mann. Puede interesar a los que sientan pasión por el cine de aventuras o por los thrillers de tensión. Contraindicada para quienes crean que van a ver una película de acción trepidante, con superhéroes que lo pueden todo o con rostros embadurnados que matan “charlys” a destajo como si liquidaran pollos o para quienes deseen ver aventuras descontroladas en plan Indiana Jones. Una muy buena serie bélica, en definitiva.


FICHA
Título original: Kampen on Tungtvannet (The Saboteurs)
Título en España: Operación Telemark
Temporadas: 1 (miniserie)
Duración episodio: 45 minutos 
Año: 2015 (6 episodios)
Temática: Bélica 
Subgénero: Segunda Guerra Mundial
Actores principales: Andreas Döjler, Robert Hunger–Bühler, Marc Benjamin, Chistoph Bach, Peri Baumeister, Espen Reboli Bjerke, Torstein Bjøklund, Endre Ellefsen, 
Lo mejor: fidelidad (no total, pero sí elevada) a los hechos históricos
Lo peor: hace falta conocer algo el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial para captar todos los matices.
Puntuación: 7 

¿Cómo verlo?: En España se emite por Netflix subtitulada. 

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