martes, 2 de febrero de 2016

1. Barcelona... los colores del negro sobre negro


Es impresionante lo negra que va la gente en Barcelona. 

Cada vez que regreso de un país caribeño me impresiona el color de las ropas de invierno de Barcelona. Creo que no va bien para la salud este magma negro.
Tengo entendido que todo pañuelo, bufanda que se lleve en el cuello... envejece el rostro, absorbe la luminosidad de la piel, por muy joven que sea. Ya ni te cuento si eres una persona de cierta edad. Añade años. 

Expertos en colores como Jules Standish dicen que aunque la ropa negra definitivamente acentúa la figura, ayuda a verse más estilizada, vistiendo el negro, hay que poner atención a la cantidad de años que aumentan sobre todo en nuestro rostro. Hay que poner en la balanza si se quiere abandonar la edad real, por llamar la atención... en la figura. El negro hace que la luz sea absorbida sacando a la superficie todas las imperfecciones de la piel. 

También he leído por ahí que las personas que visten de negro tienen la manía de grandeza y quieren distinguirse entre otros. ¿Será verdad..?

Otra pregunta que me formulo es que la arquitectura de la ciudad de Barcelona, la moda, el diseño, hace que todavía, conserve a través de los años el punto industrial. Que los colores de las ropas urbanas sean variaciones sobre un mismo tema, como el bolero de Ravel:

Negro, negro-gris, negro-marrón, negro-verde, negro-rojo, negro-violeta, negro-amarillo, negro-azul, etc. 

La verdad es que para alguien que le guste la fotografía y el retrato, si uno se fija en los rostros no es que sean la alegría de la huerta. Con la increíble cantidad en ventas de maquillaje y pinta-labios, la luz del color no lo percibo. 


¿Será el resultado de un valor colectivo...? ¿Serán colores y texturas profundamente enraizadas desde la infancia en nuestro lenguaje y en nuestro pensamiento? 

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