1. Le Corbusier: En realidad, se llamaba Charles Édouard Jeanneret Gris, así que hay que agradecer que resumiera en Le Corbusier. Es uno de los teóricos de la arquitectura moderna. Empezó en el cubismo y como cubista construyó la famosa Villa Saboya, el chalet que todos nosotros quisiéramos tener. También diseñó Brasilia, la ciudad en la que a ninguno de nosotros le gustaría vivir. Su “Modulor” es un estudio de las proporciones del cuerpo para adaptar muebles e inmuebles a la medida de lo humano. O la ergonomía antes de inventarse.
2. Frank Lloyd Wright: Arquitecto norteamericano “funcional”, es decir que lo que diseña va y funciona. Su arquitectura se basa en que los espacios interiores, cerrados, deben estar acordes con el exterior que rodea a la vivienda. Lo puso en práctica en la Casa Fallingwater de Ohipile, Pennsylvania, construida sobre una roca justo encima de una cascada. Sí, también esta es la casa que a todos nos gustaría tener y que ni siquiera Paco el Pocero podría pagar.
3. Albert Speer: Arquitecto tan maldito que fue sentado en el juicio de Nuremberg y condenado a 20 años. Sin duda el tribunal no supo apreciar sus diseños neoclásicos basados en los cánones de proporciones de la arquitectura griega y romana. Fue el arquitecto de Hitler. De no haber estallado la guerra mundial Speer habría terminado siendo el árbitro de la arquitectura europea. Su Volkashalle (pabellón del pueblo) en Berlín debía ser la cúpula más grande del mundo. Se quedó en proyecto.
4. Mies van der Rohe: Si Wright es funcional, van der Rohe es funcionalísimo: arquitectura reducida a su máxima simplicidad para servir a lo humano. Grandes ventanales, tenues paredes y etéreos techos separan el interior del exterior. Y lo mejor: divisiones internas de cristal traslucido o de colores. Vivir en una casa de van der Rohe es vivir en el Edén. Algo solo posible para Dios y sus hijos, no para usted y yo.
5. Walther Gropius: Arquitecto y urbanista fundó la Bauhaus que es algo más que unos grandes almacenes de ferretería, fue una “escuela de diseño”. A Gropius le dio por la “arquitectura social humana” y se lió a construir bloques de viviendas. Su aportación fue la racionalización de los sistemas de construcción para acelerar plazos de entrega y abaratar costes. Los apartamentos de Gropius son de esos en los que daría gusto vivir si te lo regalaran.
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