Esta cinta nos recuerda extrañamente a la película Le Mystère de Henri Pick (2019, La Biblioteca de los libros rechazados). Ambas son de producción francesa, ambas han sido estrenadas en España este mismo año y ambas se vuelcan en el mismo tema de fondo: el personaje que lo deja todo para investigar lo que se ha convertido para él en una obsesión. El título, es de por sí, elocuente y evocador de lo que nos vamos a encontrar: “una íntima convicción”.
“Nora” está convencida de que un procesado acusado del asesinato de su esposa, es inocente. Cree que se va a producir un error judicial y que un inocente va a ir a la cárcel por algo que no ha cometido. Cuando va a celebrarse la apelación, “Nora” convence a un brillante abogado para que defienda al acusado. El problema es que las pruebas contra éste, cada vez parecen más sólidas y todo induce a pensar que, efectivamente, él es el asesino.
La película se basa en un caso que sacudió a la sociedad francesa en el año 2000. Una mujer, Suzanne Blanch, de 38 años, desapareció. Las sospechas recayeron sobre su marido, Jacques Viguier, un destacado profesor de derecho en la universidad de Toulouse. Las declaraciones del amante de la desaparecida contribuyeron a aumentar las sospechas sobre el marido. En 2010, finalmente tuvo lugar la apelación… aunque para saber el final, valdrá la pena ver esta cinta.
El guion y la dirección de la cinta han corrido a cargo de Antoine Raimbault. Es su primera película y el resultado ha sido muy bueno, no solamente porque, en sí mismo, el “caso Viguier” tenía elementos vistosos desde el punto de vista cinematográfico, sino porque ha sabido transmitir la fuerza y el vigor de la protagonista femenina, Marina Fois, el único personaje ficticio de toda la trama, “Nora”, la mujer obsesionada por el asunto y por la inocencia del acusado. Quizás con otra actriz menos convincente, la película hubiera merecido un aprobado alto, pero la energía impresionante que Marina Fois ha puesto en su interpretación, aumenta el interés por la cinta. Así mismo Olivier Gourmet, en su papel de abogado defensor, borda también una muy buena interpretación. Al igual que lo hizo en la película Edmond, vista también durante el BCN FILM FEST.
Lo más perturbador de toda la película es el clima que el director y el cuadro de actores logra construir en torno a los procedimientos judiciales. Cualquier cosa puede pasar en un tribunal de justicia y, no necesariamente, los hechos reales logran ser demostrados. Todo depende de muchos factores. Pero hay algo sórdido, pesado, agobiante y ambiguo en cualquier sistema judicial, detrás de la solemnidad y del espectáculo, incluso de los disfraces en forma de togas, que lucen las partes.
Desde luego, la película ha causado furor en Francia en donde todavía no se han extinguido completamente los ecos de aquel crimen (que puede ser comparado en España al triste caso del asesinato de los Marqueses de Urquijo sobre el que tanta tinta vertió la prensa sensacionalista.
Una película original, para verse y degustarse.
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