REBEL IN THE RYE
Se conoce la obra de Salinger El Guardian entre el centeno y mucho
menos su vida. De hecho, en nuestro país, todos tendríamos dificultades en
citar una segunda obra de Salinger. Y no es raro, porque salvo algunos cuentos,
ésta fue su única novela cuyo eco, seguramente, se hubiera extinguido de no ser
porque el texto ha sido vinculado a algunos asesinos en serie y a inadaptados.
Tampoco puede extrañar el que apenas sepamos nada sobre su vida: él mismo se
preocupó de velarla e, incluso, de aislarse a partir de 1967 y hasta su muerte
a la provecta edad de 91 años. En efecto, había escrito: “los sentimientos de
anonimato y oscuridad de un escritor constituyen la segunda propiedad más
valiosa que le es concedida”. Pues bien, esta película nos dice todo lo que
Salinger quiso y consiguió ocultar en vida. Anteriormente, ya había merecido
interés por parte de la industria del cine cuando Danny Strong, director de
esta cinta, nos pone en claro la personalidad del biografiado.
Nicholas Hoult interpreta a D.J. Salinger,
pero es ampliamente superado por Kevin Spacey, que interpreta a Whit Burnett,
su profesor de literatura. Spacey da una lección de interpretación que, en
condiciones normales, le hubiera aproximado a los grandes premios del cine,
pero que el escándalo que protagonizó, ha aconsejado retrasar el estreno en
Europa. Lo esencial de la película es el estudio de la psicología de Salinger y
el proceso creativo que siguió en su gran novela y que, por supuesto, tenía
algo que ver con su vida. El encuentro entre el escritor y el profesor y los
diálogos que ambos mantienen, sin duda, son lo mejor de la película. La
pregunta básica que el profesor le formula es “¿Por qué quieres escribir?”.
Es la primera película de Danny Strong como
director. Le precede un largo aprendizaje como actor en series extremadamente
populares (Buffy Cazavampiros, Las chicas
Gilmore, e invitado en series como
Seinfield) y en películas de éxito (Pleasantville
y Mentes peligrosas). No es una
película genial, pero sí una cinta bien realizada, equilibrada y a la que le
podríamos pedir solamente el que hubiera sido menos convencional.
Obviamente, la trama se centra en la
construcción literaria de la novela que le hizo entrar en la historia de la
literatura norteamericana, pero no por ello deja de ser un biopic convencional.
Cuando termina la proyección nos damos cuenta de que el personaje debía ser un
individuo excepcional y de que lo que acabamos de ver es una película,
correctamente realizada, pero a la que le falta el genio y la brillantez del
biografiado. Bienvenida sea, de todas formas, si de lo que se trata es de
ampliar nuestra cultura literaria. No sabíamos, por ejemplo, que Salinger
estuvo enamorado de Oona O’Neill, hija del dramaturgo Eugene O’Neill, pero
mientras a Salinger le dio un arrebato patriótico y se alistó en el ejército,
Charles Chaplin le birló a la novia y se casó con ella. Anécdota del corazón,
pero cuando se trata de tres personajes como estos, bien vale recordarla.
La película es de visionado obligatorio para
profesores de literatura y para que, a su vez, la hagan ver a sus alumnos. Así
mismo, es recomendable para los que, en algún momento de su vida, leyeron El Guardián entre el centeno, obra ya
clásica de la literatura sobre la personalidad juvenil.
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