El Festival Internacional de Cine de Barcelona – Sant Jordi, ha estrenado el mismo día dos cintas que muestran los resultados altamente positivos de la complicidad en el interior de la pareja. Por una parte, el caso de Marie Curie y su amante Paul Langevin y ahora esta otra que nos muestras a otra pareja a la que le encargan la realización de una película destinada a levantar la moral de la población británica en el año 1940.
Estamos a mediados de 1940. Soplan tiempos difíciles para la Unión Jack: sus tropas han debido evacuar Noruega, a prisa y corriendo, donde habían acudido para bloquear al Tercer Reich por el mar. A poco de haber puesto pies en polvorosa de Escandinavia, el cuerpo expedicionario británico se había visto obligado a retirarse, prácticamente sin entrar en combate, arrollado literalmente por los tanques alemanes y obligado a reembarcar en Dunkerque con destino a las Islas Británicas; y, lo peor de todo: Francia se había derrumbado en tres semanas como un castillo de naipes. Los aviones ingleses apenas pueden contener a los bombarderos tácticos alemanes y el país está con la moral hundida, las zonas industriales bombardeadas y, en algunos casos, arrasadas. En esas circunstancias, el Ministerio de Información encarga a un equipo la realización de una película destinada a galvanizar a la opinión pública, levantar la moral y evitar que la mente de la población se obsesionara con la situación desesperada del Reino Unido. Pero, una vez se ha iniciado la filmación, los bombardeos de Londres interrumpen los trabajos. En ese momento, confluyen las vidas de distintos personajes que participan en el proyecto. El resultado de esas interacciones es una película entrañable y hecha para que el público disfrute.
Quizás con otro casting la cinta hubiera dado unos resultados más modestos, pero la química entre Gemma Arterton y Bill Nighy, y entre Sam Clafin y Lily James es, sin duda, lo mejor de la cinta. El guión se basa en una novela publicada por Lissa Evans en 2009. La cinta lleva el marchamo británico a pesar de estar dirigida por la danesa Lone Scherfig de la que recientemente hemos visto algunos episodios de la serie televisiva The Astronaut Wives Club (2015) dirigidos por ella y antes The Riot Club (2014) en la que participaba Sam Claffin que ahora repite colaboración con la danesa. La Scherfig es en la actualidad una de las directoras más internacionales de la pujante industria cinematográfica danesa y participó en el movimiento Dogma 95 promovido por Lars von Trier y Thomas Vinterberg que defiende la manera tradicional de hacer un cine basado en el tema y las actuaciones, excluyendo el uso de efectos especiales y que trataba de mantener al director en la categoría de “artista”, mucho más que en la de “operario”. A la vista de las creaciones de Lone Scherfig, los valores de Dogma 95 siguen vivos en su cine. La película Su mejor historia es buena muestra de ello.
La película lo tiene todo para gustar a un público muy amplio: quien busca un melodrama para tiempos difíciles, este registro está presente; si se tiene preferencia por la comedia, hay elementos que indudablemente pertenecen a este género y, más en concreto, por la comedia romántica. Si se busca un cine sobrio, esta película lo es, pero al mismo tiempo hay derroches de ingenio. Y, algo más: la cinta es particularmente elegante y pulcra. Si se es exigente en cuestión de fotografía, esta cinta satisface a los que aspiren a ver un espectáculo visual. Si se quiere ver a actores dando lo mejor de sí, todos los que participan en Su mejor historia, cumplen con creces. Así pues, esta película es como un caleidoscopio en el que a medida que avanza se nos muestran registros muy distintos dentro de un conjunto particularmente bien armonizado. Una distracción agradable y digna de verse, producto de un conjunto de sinergias positivas.
Hace gracia el guiño que Jeremy Irons hace al recordar las palabras que pronunció Enrique V en la batalla de Azincourt día de San Crispín según la obra de William Shakespeare..
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