LOU ANDREAS-SALOMÉ, LA DEVORADORA DE GENIOS
Ha tardado casi dos años en llegar a España, pero finalmente lo ha hecho: la esperada cinta de Cordula Kablitz-Post, sobre Lou Andreas Salomé, uno de esos personajes de la cultura a los que hay que darles de comer aparte. Situemos, en primer lugar al personaje. Lou Andreas Solomé (1861-1937), nacida en San Petersburgo, fue la única mujer de seis hermanos. En 1880, se trasladó a Suiza para estudiar en la Universidad de Zurich, la única en toda Europa que en aquella época admitía a mujeres. Lou no correspondía al perfil de la mujer europea de la época y se había fijado otros ideales. En Suiza conoció a Paul Ree que le presentó a Federico Nietzsche. El filósofo le pidió en matrimonio, pero ella se quedó a vivir con Ree, del cual se separaría unos años después. Ella terminaría casándose –pero no manteniendo relaciones sexuales- con un oscuro profesor de lingüística con el que permaneció hasta la muerte de este. Sin embargo, son famosas sus relaciones con Sigmund Freud que la aceptó en el Círculo Psicoanalítico de Viena y con el escritor y poeta Rainer Maria Rilke. En todos estos casos, Lou simplemente estaba interesada por el intelecto de estos genios. Por nada más. Para ella las relaciones sexuales eran “un impedimento para que la mujer sea considerada igual al hombre”. Sería interesante, de todas formas, realizar un análisis psicoanalítico de Lou Andreas Salomé, en lugar de terminar su biografía –como suele hacerse- diciendo que vivió su vida con “extrema libertad” y que era un “icono de la liberación de la mujer”.
La película dirigida por la documentalista alemana Cordula Kablitz-Post, aproxima bastante bien a su biografía. A lo largo de las escenas vemos como los hombres que están próximos a ella tienen siempre una dependencia amorosa y una necesidad ansiosa de formalizar la relación amorosa con el matrimonio. Estos hombres, castigados con la imposición de la castidad sexual por parte de Lou, terminan sintiéndose ansiosos por llegar a convertirla en su propiedad. Sin embargo, ella es la que manda en su vida con su particular forma de ser consecuencia en su principio de no mantener relaciones sexuales. Es así como lograba dominar a los hombres. Pero, claro, esta técnica tenía un costo enorme: renunciar a su propia sexualidad para ser libre. Había otras fórmulas para alcanzar la ansiada libertad, pero ella eligió la represión (utilizando los términos freudianos con los que tanto se identificó) sexual como vehículo para la liberación.
Resulta casi obligado interpretar esa inhibición en material sexual como el resultado de ser la única hembra en un entorno familiar con cinco hermanos varones. Por otra parte, si el deseo de ser igual al hombre implica también reproducir el defecto masculino de buscar la dominación de otro ser humano, no puede negarse que la “vía” emprendida por Lou Andreas Solomé era enfermiza, problemática y, sin duda, producto de alguna carencia. Sólo cuando prueba el sexo es cuando Rilke le habla de poesía, lo cual es significativo porque era el menos viril de todos sus pretendientes, bastante más joven que ella y no le era difícil imponer su dominio sobre él. La pregunta es si fue Rilke como persona el que le conectó y despertó los instintos amorosos y, de ahí, la abrió las puertas de acero de su sexualidad, o si bien fue la poesía quien operó el fugaz milagro.
Resulta casi obligado interpretar esa inhibición en material sexual como el resultado de ser la única hembra en un entorno familiar con cinco hermanos varones. Por otra parte, si el deseo de ser igual al hombre implica también reproducir el defecto masculino de buscar la dominación de otro ser humano, no puede negarse que la “vía” emprendida por Lou Andreas Solomé era enfermiza, problemática y, sin duda, producto de alguna carencia. Sólo cuando prueba el sexo es cuando Rilke le habla de poesía, lo cual es significativo porque era el menos viril de todos sus pretendientes, bastante más joven que ella y no le era difícil imponer su dominio sobre él. La pregunta es si fue Rilke como persona el que le conectó y despertó los instintos amorosos y, de ahí, la abrió las puertas de acero de su sexualidad, o si bien fue la poesía quien operó el fugaz milagro.
Seguramente, la mayoría de espectadores, incluso la parte femenina, lo conectarán con la biografía de esta mujer tan especial. Ahora bien, se trata de un biopic sobre una mujer sorprendente y extraña, así que ya sabemos lo que vamos a ver. La directora, Cordula Kablitz, está especializada en documentales y biopics. El anterior que estrenó en España estuvo dedicado a la cantante Nina Hagen, madre del punk alemán. Lou es el primer largometraje de esta directora que llega a España a las salas de proyección.
Katharina Lorenz interpreta a la protagonista ya madura. Se trata de una actriz poco conocida en España pero de la que han llegado algunas cintas que han pasado discretamente (la última de las cual es Life Guidance en 2017, una distopía sobre el capitalismo del futuro, filmada a continuación de la biografía que comentamos). Se trata de una excelente actriz con una belleza fría, tirando a glaciar, que corresponde bastante exactamente al perosanaje de Lou Andres-Salomé.
La película, siendo interesante y bien realizada, no logra llegar al fondo de la personalidad de la biografiada: nos explica cuál era su ideal y cómo consiguió realizarlo, nos dice el precio que tuvo que pagar, pero no desvela el porqué eligió ese camino y no otro mucho más llevadero. En definitiva, no nos dice cuál era el problema interior de la “devoradora de genios”, acaso porque ninguna biografía escrita tampoco ha conseguido desvelarlo.
Actores que he reconocido y que han hecho una gran actuación con un buen papel en otra película o serie de TV son:
Merab Ninidze : actor georgiano que lo he conocido por sus magníficas actuaciones en las películas Jupiter's Moon, Rehenes.
Live Lisa Fries: que la conocí en la serie Babylon Berlin.
La Actriz Nicole Heester haciendo de Lou Andreas -Salomé a los 72 años es de un atractivo físico e intelectual muy gratificante
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