domingo, 18 de diciembre de 2016

Preacher, serie gamberra sobre el mal y la maldad


Un predicador se resiste a devolver una entidad espiritual que le ha cambiado la vida. Tal es el punto de partida de esta serie, Preacher, que antes de llevarse a la pequeña pantalla fue cómic. Ciertamente la serie se parece al cómic como un huevo a una castaña, algo hasta cierto punto lógico a la vista de que el lenguaje cinematográfico es distinto al de la historieta, pero lo importante es establecer si la serie tiene unas calidades mínimas aceptables que satisfagan a la mayoría de espectadores potenciales de los que pocos conocerán el cómic originario. 

¿PERO QUE LES PASA A LOS EEUU CON ESTO DE LA RELIGIÓN? 

Los EEUU nunca han sido un “país normal” en materia religiosa. Su trayectoria en este terreno oscila entre lo sorprendente y lo exótico, lo sublime y lo supersticioso. Los historiadores de las religiones han establecido que allí se han producido tres “grandes despertares espirituales”. Cada uno de ellos ha generado sectas religiosas que han tenido un protagonismo extremo en los momentos posteriores a su nacimiento. El primer “despertar espiritual” tuvo lugar antes de la independencia contra el Reino Unido. La mayoría de colonos que habían llegado de Europa en los siglos XVII y XVIII eran disidentes religiosos que querían “reconstruir la Creación” en el nuevo mundo partiendo de cero. Muchos eran fanáticos religiosos (como demostró el caso de las “brujas de Salem”) no fueron infrecuentes. La constitución americana recogió moderadamente ese sentir. 



Mucho peor fue el “segundo despertar” provocado por predicadores itinerantes que generaban histeria colectiva allí donde iban. Pragmáticos y deseando sentirse fascinados, los norteamericanos lo que querían ver era la “eficacia divina” en forma de curaciones. Los predicadores daban espectáculo y se las arreglaban para que el público creyera que eran capaces de sanar enfermos. Aparecieron los anabaptistas, los mormones, los testigos de Jehová, y demás movimientos milenaristas que todavía siguen existiendo. El “tercer gran despertar” tuvo lugar durante la aparición de la contracultura en los años 60-70 a la que siguió la “new age” en los años 80-90: se implantaron cultos orientales, “nuevos movimientos religioso-terapéuticos”, mientras que otros dieron lugar a la Iglesia de Satán, y sus derivaciones, grupos de afinidad de “hombres lobo” y “vampiros”… Con el milenio se sumó un nuevo y poderoso movimiento, los “cristianos renacidos” que creían hablar con Dios habitualmente y que éste les guiaba en su vida cotidiana, incluso a la hora de elegir entre Kellog’s y Chocokispies, entre Wallmart y Sears

Lo que en Europa son simples supersticiones, religiones exóticas de poco recorrido, en EEUU son cultos exentos de impuestos. Y son legión, incluso en tiempos de materialismo y ateísmo generalizados. Esta serie, Preacher, como otras muchas que se han estrenado en los últimos tiempos, inevitablemente producidas en Hollywood, hay que encuadrarlas en este contexto específicamente norteamericano que es muy distinto al que se da en la Vieja Europa que, o es cristiana o es atea. Pero en EEUU se puede ser materialista rabioso y a la vez fanático religioso, adorar al dólar y el mismo tiempo rendir culto a dios o al diablo. 

EL PREDICADOR POSEÍDO Y EL AMIGO VAMPIRO

En una sociedad así constitutida, la figura del “predicador” es central, especialmente en las comunidades rurales como ésta en donde se desarrolla la trama. Los personajes de la serie son los mismos que los del cómic, no así sus circunstancias ni sus aventuras. Un predicador poseído por una extraña entidad exiliada, hija de dios y del diablo, pretende ejercer su ministerio y ayudar a su comunidad de manera responsable, pero no siempre lo consigue. Además, su mejor amigo es un vampiro. Un par de clones ultraviolentos aspira a restituir la entidad que posee al predicador (“Génesis”) a su exilio hostilizados también por querubines y demás entidades “espirituales” que regularmente terminan estrellándose contra la violencia que ellos mismos desencadenan. El problema de fondo es que se ha producido una desconexión entre el Cielo y la Tierra. Dios ya no está interesado en sus funciones en la Tierra así que ha desertado. 


El tema del bien y del mal, de dios y del diablo, de lo justo y lo injusto y de sus distintos perspectivas podría haber dado a una serie provista de diálogos de cierta altura (a la manera de The Young Pope), pero tan solo encontramos algún destello disperso de ingenio. Todo se sacrifica en beneficio de una deriva tragicómica superficial sin ambiciones. Lo que los creadores han hecho ha sido una serie-espectáculo repleta de acción y de tramas independientes, gags gamberros y de muy escasa maduración. El resultado puede gustar a un público no demasiado exigente con los diálogos. A unos les gustará la música (con baladas y canciones muy brillantes), a otros la fotografía de una América casi desolada, los habrá que se fijarán en las escenas de acción y los efectos especiales, o la interpretación de tal o cual actor… pero, en su conjunto, la serie adolece de graves defectos constructivos y notorias incoherencias.

La trama avanza a trompicones, no todas las escenas ni los diálogos tienen sentido, muchas sobran, otra son demasiado forzadas presentes sólo para dar pie a efectos especiales o a escenas de acción (no sea que el espectador se aburra, así pues hay que sobresaltarlo de tanto en tanto). Varios episodios son un absoluto despropósito sin pies ni cabeza. Preacher es de esas series que uno ve sin prestarle mucha atención y que si tiene que ir al retrete ni siquiera se toma la molestia de detener la imagen. Ahora bien, hay que reconocer algunos elementos positivos en las actuaciones de Dominic Cooper (en la serie “predicador Jesse Custer”) y de Joan Gilgun (“Proinsias Cassidy”), el primero muy convincente y el segundo esforzado y manejando un guión flojo. Y, sobre todo, en la selección musical.


VALORACION Y RECOMENDACIONES

Añadamos que la serie tuvo una aceptación generalizada en su estreno en los EEUU (un 90%), lo que abunda en lo que decíamos al principio: es una serie estadounidense, especialmente diseñada para el público de aquel país, poco exportable y nada inteligible en Europa para un público de mediana formación intelectual. Los elogios que le ha prodigado la prensa norteamericana son incomprensibles en cualquier país europeo. 

La serie es producto de las particulares concepciones religiosas de los EEUU y, concretamente  “de la America Profunda”. 

Hay que añadir algunos matices: los que conocen el cómic abominarán de la serie y los que lo ignoran se preguntarán, permanentemente, de qué va el guión. La serie, eso sí, puede ser adecuada para curiosos, para coleccionistas de películas sobre temas satánicos, vampíricos, paranormales, admiradores de efectos especiales, para ver lucirse a Cooper y espectadores que busquen productos “bizarros” con los que sorprenderse antes de dormir. 


Ficha

Título original: Preacher.
Título en España: Preacher.
Temporadas: 1 (10 episodios)
Duración episodio: 40 minutos
Año: 2016.
Temática: Fantástico.
Subgénero: Religión – Maldad - Diabólico.
Tema: Un predicador de un pequeño pueblo del Sur de los EEUU es poseído por una criatura. Su amigo “Cassidy”, al parecer, es un vampiro en fuga perseguido por una secta de cazadores de esta especialidad terrorífica. 
Actores: Dominiqe Cooper, Joe Gilgun, Ruth Negga, Lucy Griffiths, W. Earl Brown, Derek Wilson, an Colletti, Tom Brooke, Anatol Yusef, Graham McTravish.
Lo mejor: la música y las canciones que acompañan la proyección.
Lo peor: que es imposible tomársela en serio.
Puntuación: 6
Trailer (imágenes y musical): https://youtu.be/vsHZTbw2uec
Trailer (inglés): https://youtu.be/ZHcj-xjJNxM
Web oficial (en inglés): http://www.amc.com/shows/preacher
¿Cómo verla?: Puede verse en HBO.


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