sábado, 21 de mayo de 2011

El cine del sueño inmortal... Caixa Forum



El cine, la TV, Internet juegan con cortinas situadas en la frontera del sueño y el mundo real. Hoy la pregunta es... ¿soñamos para crear la realidad? ó ¿vivimos la realidad para soñar?.

Asistí a la inauguración de la interesante exposición "El efecto del cine. Ilusión, realidad e imagen en movimiento. Sueño" en Caixa Forum de Barcelona el 17.05.2011. La Inauguración corrió a cargo de Mr. Lawrence Hyman.

Un ejercicio para reflexionar sobre los rincones más oscuros y desconocidos de la imaginación y la fantasía. Una reflexión sobre el impacto del cine en la construcción de nuestra cultura visual. Por favor, el cine está en todas partes... todos podemos hacer una película de nuestra vida.

Observé la llegada de personajes, actores, directores, gente intelectualmente guapa y sofisticada. Me llamó la atención como diseñaron la puesta en escena para que los asistentes viéramos y oliéramos como se desliza, como avanza el séquito impenetrable de la "mecenas". Apareció la "baronesa Tita" subida en un cienpies al estilo "testudinem formate" de asistants, guardaespaldas, responsables de Caixa Forum, etc.

Mantener la mirada 5' y ver de cerca la cirugía plástica en alguna dama... produce un escalofrío siniestro. Me siento !tan incómoda! imaginando las claúsulas del contrato pactado con el diablo como si estuviera encadenada a una silla viendo la autopsia de un ratón.

Dado que vivimos instalados en la insatisfacción perpetua, con los avances en la hipercomunicación, que nos hacen estar conectados en la inmediatez, Mr. Hyman recordó en su discurso que... nuestro tiempo limitado en la Tierra se ve compensado con la seducción del vértigo que tiene la realidad virtual, dónde podemos ser eternos. Con el cine vivimos el bucle de la perfección perpetua.

En el cine nadie vé que nos hemos quitado la máscara. Se apagan las luces de la sala de cine y viajamos en la oscuridad dentro de un rectángulo iluminado. Le damos al dedito en el botón de arranque del Pc, Tv, móvil, iPad, XBox y viajamos en un rectángulo iluminado. Cuando nos vence el sueño, también se ilumina la pantalla de nuestros sueños.

La realidad y el sueño en el cine, es entrar con la curiosidad y expectativa de encontrar el yo oculto y/o desconocido, a través del espejo de otra realidad.

El cine es el sueño dirigido, es un espectáculo capaz de producir emociones muy fuertes. De ello se encargan un conjunto de personas... guionistas, directores, productores, actores, etc, que trabajan en una fábrica de sueños donde programan una realidad que no nos pertenece. Aunque, desde que aceptamos pagar, aceptamos voluntariamente soñar con ellos en un tiempo previsible.

El cine nos impulsa a soñar vampirizando a los personajes. Nos permite "realizar" cosas cursis o perversas que de otra forma no aceptaríamos. Aqui podeís recordar los efectos de las neuronas "espejo".

Bastan 13 obras para empezar a conocer y estudiar los mundos de 13 autores comenzando por Andy Warhol, que nos invita a olvidar el paso del tiempo, Douglas Gordon, nos propone atravesar cortinas místicas... cruzando al otro lado convirtidos en actores involuntarios sin poder ver nuestra propia actuación, Bruce Conner, Rodney Graham, Tacita Dean, Christoph Girardet, Anthony McCall, Kelly Richarson, Michael Bell-Smith, Saskia Olde Wolbers, Siebren Versteeg... la disolución en esta vida. Una forma de morir del siglo XXI pixel a pixel, para construirnos en otra dimensión. Su obra me provocó pensar en reencarnación, viaje al futuro, más allá, inmortalidad. Algo que podrían pensar el negocio de los futuros tanatorios, Wolfgang Staehle, Teresa Hubbard/Alexander Birchler.

Al final otra pregunta... ¿Dónde irán a parar las imágenes inmortales que hacemos de nuestra vida?

domingo, 1 de mayo de 2011

Edward Hopper... el instante invisible del tiempo






Cuando miras un cuadro de Hopper es porque te ha invitado. Hopper convierte al espectador en la mejor imagen invisible. Para mi capta ese instante del que nadie habla porque es muy íntimo, cotidiano y sin estridencias.Las ventanas y sus cortinas en movimiento por el aire. El aire, ese invitado, ese viajero del fin del mundo. Una corriente de aire es invisible y sólo lo percibe el espectador por las ondulaciones de la tela. Me gustán las cortinas de hilo blancas mecidas por el viento. Tender, correr y atravesar sábanas en medio del campo como velas de navios. Adoraba de pequeña jugar con las sábanas que mi madre tendía en el terrao "urbano" o dónde nací en la calle Gignás de Barcelona cerca del puerto.
Hopper le dice al espectador que le conoce. Que conoce nuestros momentos llenos de preguntas sin respuesta. De pensamientos de largo recorrido donde se ha encontrado la verdad que se andaba buscando. De momentos de la vida diaria llenos de aislamiento, vacío sensorial y soledad metafísica. Nos propone un instante. Una realidad congelando el tiempo en sus habitaciones y en lugares anodinos. Hopper le dice al espectador que puede mirar pero, no le permitirá, no le concederá la oportunidad de saber todos los detalles.
Para mí, capta la naturalidad con que vivimos la vida. Los seres humanos ante
una fotografía tenemos la aptitud básica de posar y posar en la actualidad se ha estandarizado... hacer muecas, gestos, posar juntos para que la cámara digital nos permita un recuerdo. Ya no miramos para captar "algo especial" del paisaje elegido con nosotros fuera de él. El acto de posar es complicado. La gente quiere ser popular y por lo tanto expresan lo que todos esperan de ella. Siguo prefiriendo el zoom para el retrato.El cuadro de Hopper "entrando en la ciudad" lo entiendo perfectamente. Al ver el cuadro respiro los colores de mis pensamientos. El trozo de cielo, los edificios carcelarios, el túnel que te lleva a las tripas de la ciudad. La fascinante turbadora ausencia del Horizonte y del Universo.
Me he alejado de la ciudad dónde nací, como un pintor se aleja de su cuadro.
El hombre urbanita ve a ras de suelo, apenas se fija en las cumbres de los edificios y más allá apenas contempla los trozos de cielo de un universo desconocido... por el día con la demoledora luz solar y por la noche con la contaminación lumínica.
El hombre urbanita convive con figuras geométricas,
líneas rectas como el plan Cerdá de Barcelona, restos de círculos fortificados del casco antiguo, dado que el círculo es la figura geométrica más rentable de defender, etc.
Richard Sennett dice de la ciudad: ese lugar "dónde la acción humana en
frenética actividad, liberada de la presión de la subsistencia, se mueve en círculo como enloquecida", y "una persona cree poder protegerse en público de las mirada de los demás mediante el silencio y el aislamiento, lo compensa, desnudándose frente aquellos con los que entra en contacto". Hopper es un hombre de su tiempo y de su América... la tierra de los horizontes ilimitados. También del puritanismo de los siglos XVII y XVIII, el cual planteaba grandes exigencias psicológicas con su negación del bienestar y su exagerada limitación de la alegría de vivir".
La provocación de sus cuadros
reside en la falta de actividad. "El protestantismo es de la opinión de que el hombre ocioso, que no se preocupa por sus obligaciones, sucumbe a sus instintos naturales, siempre malos y pecaminosos". Sus cuadros nos hablan de la necesidad del ensimismamiento para seguir con la vida.